El ‘caso Alcàsser’: Tres niñas asesinadas y el principal sospechoso en paradero desconocido
26 años después, España se sigue estremeciendo cuando recuerda los nombres de Desirée, Miriam y Toñi
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Veinte años no es nada, cantaba Carlos Gardel. Tampoco lo son 26. Por eso, varias generaciones recuerdan como si fuera ayer uno de los sucesos que revolucionó al país e, incluso, su manera de hacer televisión, haciendo de un pueblo todo un plató de televisión: “El caso Alcàsser’. Esos estremecedores momentos que comenzaron el 13 de noviembre de 1992 en esta localidad valenciana, pueden ser revividos a través del documental sobre este caso que emite Netflix. Y es que pese al paso del tiempo, nadie ha olvidado a Desirée, Miriam y Toñi, las tres niñas adolescentes que desaparecieron para posteriormente ser violadas, torturadas y asesinadas. Uno de los responsables de aquellos crímenes permanece en paradero desconocido.
Todo comenzó el 13 de noviembre de 1992, cuando las chicas salieron de su vivienda para dirigirse a una discoteca en un municipio cercano, Picassent. Nunca llegaron a su destino. Tras hacer autostop en una gasolinera de las afueras de Alcàsser, se encontraron con Antonio Anglés y Miguel Ricart, dos jóvenes que se ofrecieron a acercarlas en su Opel Corsa. Fue la última vez que las jóvenes adolescentes fueron vistas con vida.
75 días después, el 27 de enero de 1993, dos apicultores descubrieron sus cuerpos en una fosa con agua. Fue en el barranco de La Romana, en la localidad de Tous. Los cadáveres estaban semienterrados, cubiertos por una especie de alfombra. A unos metros de distancia se encontraba la vivienda donde se consumaron los crímenes.
A Ricart, apodado como ‘El Rubio’ le detuvo la policía tan solo un día más tarde. Anglés logró escapar de su vivienda de Catarroja cuando la policía se dirigía al inmueble, después de que localizaran a su hermano, Enrique Anglés. Escapó saltando por la ventana de una de sus habitaciones hacia el tejado.
Ricart fue condenado a una pena de prisión de 170 años en 1997. 16 años más tarde salió de la prisión de Herrera de La Mancha, en Ciudad Real, tras la derogación de la ‘Doctrina Parot’. 21 años de condena por participar en tres delitos de secuestro, cuatro de violación y tres de asesinato.
El paradero de Anglés es un misterio. Brasileño de nacimiento, fue condenado a ocho años de cárcel por secuestra a su antigua pareja. De hecho, en el momento del crimen de las tres menores, disfrutaba de un permiso penitenciario que aprovechó para escapar de las rejas.
Tras escapar de su vivienda cuando se hallaron los cadáveres, huyó a la Estación del Norte de Valencia. Se dirigió al municipio conquense de Minglanilla, con previo cambio de imagen para pasar desapercibido y no ser reconocido. Cuando fue localizado, volvió a huir, esta vez a Portugal. Estuvo a punto de ser capturado a bordo de un mercante irlandés. Llegó incluso a ser retenido en el camarote, pero unas horas antes de desembarcar y atracar en Irlanda, las autoridades lo perdieron de vista. Unas horas más tarde, hallaron un salvavidas flotando en el mar. En aquel momento, se pensaba que Anglés había perdido la vida en sus aguas.
Más de veinte años después, sigue siendo uno de los delincuentes más buscados por la Interpol. Algunos creen que murió. Otros intuyen que ni siquiera salió de España. Las especulaciones se han sucedido estos años. Algunos incluso aseguran haberle visto en Nueva Jersey (EEUU) bajo una identidad falsa.
Como sucede en estos casos, las familias viven entre el dolor y la sed de justicia. El padre de Miriam, Fernando García, quedó viudo años más tarde. Tras los crímenes, ha ejercido como portavoz de las chicas. Los padres de Toñi continúan viviendo en Alcásser. La madre de Desirée permanece alejada de las cámaras. En cuanto a los familiares de los autores, los padres de Ricart viven en el anonimato. Por su parte, los parientes de Anglés, también de origen brasileño, cambiaron el apellido por Martins Monroig. Su madre incluso señaló en una entrevista que preferiría que estuviese muerto de confirmarse los hechos.