“El diagnóstico de los problemas de España es tan evidente, que el mensaje del Rey es llamativo de puro sencillo: Dana, vivienda, inmigración y contienda política más serena”
¿Cómo han reaccionado los principales partidos políticos al mensaje del Rey en Nochebuena? Escúchalo en el monólogo de Sergio Barbosa de este jueves 26 de diciembre de 2024
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¿Qué tal? ¿Qué tal? Buenos días. Saludos de Sergio Barbosa en nombre de la gente que hace posible Herrera en COPE en este jueves 26 de diciembre de 2024.
No me diga que está usted ya ahí dándole al Omeprazol desde buena mañana porque tiene el estómago y el esófago más calientes que el pomo de la puerta del infierno.
Tanta cena y tanta comida opípara, pues al final uno se resiente. Y si vive usted fuera de Cataluña o de Baleares, todavía suerte, porque hoy todavía podrá escaparse de reuniones familiares y podrá tirar de verduritas o de arroz blanco.
Este jueves los catalanes tienen su cita con el canelón, que se inventó precisamente para reciclar todo lo que ha sido humanamente imposible comerse durante la Nochebuena y la Navidad. De hecho, estos son los días de la sobras o de cómo hacer el Tetris en la nevera para que te quepa tanto táper y que luego no se te olvide qué tienes ahí en el fondo, para comértelo antes de que se ponga malo. Que eso da mucha rabia y además no está la cosa para tirar comida a la basura, así como así.
discurso del rey
En fin, el caso es que estamos ya a 26 de diciembre, último jueves del año, y además de canelones en algunos puntos de España, hoy lo que toca es analizar las reacciones al discurso de Navidad del Rey. Discurso que el día 25 queda un poco en barbecho por la festividad navideña, hasta que hoy la prensa retoma un poco el pulso y termina de poner el foco sobre las palabras del monarca y las reacciones que ha generado.
La verdad es que el caso de España es curioso porque en otros países para que el discurso del jefe del Estado dé que hablar o tenga profundidad, hace falta que el jefe del Estado diga algo muy gordo o dé una gran sorpresa. Sin ir más lejos, esta Navidad en Luxemburgo, un país tan pequeño como rico en el que casi nunca pasa nada, el gran duque ha anunciado así sin anestesia que será el próximo 3 de octubre cuando diga hasta luego Mari Carmen y que abdica en beneficio de su hijo. Algo parecido a lo que ya hizo el año pasado la reina de Dinamarca que también usó un mensaje de Navidad para dar ese bombazo.
sentido común y sentido del deber
Aquí en España no, aquí solo hace falta que el doctor Felipe de Borbón nos expenda una receta en la que nos pide que nos pasemos por la farmacia a buscar un poquito de sentido común y otro poquito de sentido del deber para que eso sea ya, no te voy a decir revolucionario, pero casi, casi contracultural.
Claro, el diagnóstico de los problemas de España es tan evidente, que el mensaje del rey es llamativo de puro sencillo que es, es decir, dana, vivienda, inmigración y la necesidad de que la contienda política sea más serena.
Tan solo cuatro puntos y sobre ninguno de ellos hizo tampoco una tesis doctoral especialmente farragosa, pero tocando la tecla adecuada de cada uno de esos asuntos, al rey le salió un discurso que ha dado que hablar.
Y fíjense, el rey no necesitó una metáfora o una parábola extremadamente creativa, original o provocativa para dar en la diana, simplemente tuvo que verbalizar lo que opina seguramente una mayoría social de este país y con eso le bastó para volver a hacer un discurso de esos que suenan a serio toque de atención.
Un toque de atención que tuvo a la dana como columna vertebral del análisis de los problemas que tiene España, sobre todo porque la falta de previsión y la gestión posterior de la dana condensa muchos de los males y de las cosas que se deben mejorar. "Y también hemos comprobado y entendido la frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones porque todas esas emociones, las que conmueven y reconfortan y las que duelen y apenan, surgen de una misma raíz, la conciencia del bien común", dijo el rey.
La Dana, decía el rey, nos obliga a sacar conclusiones y una de ellas es que en este país hace falta una mayor coordinación entre administraciones.
El jefe del Estado no entró a valorar, lógicamente, si la España de las autonomías se nos ha ido o no un poco de las manos o si la partitocracia está colocando ya a demasiada gente sin nivel que sólo está ahí por ser fiel a un partido. El rey no debe entrar en eso.
Pero sí denunció una evidencia. El solapamiento de administraciones no puede ser excusa para que al final ninguna haga su trabajo como es debido porque cuando los políticos a cargo de las administraciones no se coordinan y el trabajo no se hace como es debido, lo que sale perdiendo es el bien común. Y esa fue una de las ideas fuerza que utilizó el rey en su discurso y que ya les digo, a pesar de ser tan sencilla y tan obvia, reclamada por el rey como la reclamó y estando el patio como está, suena paradójicamente a petición casi contracultural.
La pregunta aquí es ¿quién puede estar en contra del bien común? Pues en un país en el que algunos se dedican a levantar muros contra la mitad de la sociedad española y otros utilizan la fuerza que les da la ley electoral para actuar como lobbies regionales que chantajean al gobierno para sacar tajada a costa del bien común, la defensa que hizo el rey del bien común resonó con fuerza.
Precisamente al hilo de eso, al hilo del bien común, el rey dejó caer otra reflexión que puede que sea de las más incisivas del discurso.
Está bien que tengamos diversidad, la diversidad debe ser respetada, pero ojo, no a costa de negar el espacio compartido. Claro, esto a los nacionalistas les ha sentado fatal porque si hay algo que no quieren los indepes es que en España haya bien común y espacio compartido.
Ellos trabajan día sí, día también, precisamente contra eso, contra el concepto de ser solidarios. Por eso es precisamente inaudito que el PSOE se haya convertido en su oficina de intereses en Madrid.
Ahora bien, ¿dónde estuvo otra de las frases clave del discurso del rey? Pues siguiendo con la dana como hilo conductor, si resulta urgente perseguir el bien común y eso se consigue con coordinación, la coordinación entre diferentes administraciones no es posible si sigue este nivel de ruido y de crispación que nos está dejando, en palabras del rey, la atronadora contienda política. "Por eso es necesario que la contienda política, legítima pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa, una demanda de serenidad. Y no podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía".
Bueno, pues cuando un rey pide cosas tan sencillas como algo de serenidad para evitar la discordia, algo de coordinación para preservar el bien común, cuando dice cosas tan sensatas como que la inmigración no puede ser rechazada sin más pero que hay que estar encima de su gestión responsable para evitar problemas sociales y de cohesión, cuando recuerda que la vivienda es un problema social de primera magnitud y que urge echar un capote a nuestros jóvenes, qué partido con verdadera vocación de gobierno puede decir que no está básicamente de acuerdo? En principio se diría que ninguno, ¿verdad?
Bueno, pues de ahí que PSOE y PP se hayan dado una tregua navideña para asegurar que sí, que respaldan el discurso del rey. "Manifestamos nuestra vocación de contribuir a la concordia.
Uno escucha a Cuca Gamarra y a Cristina Narbona y da la sensación de que los dos principales partidos de España se han apresurado a apoyar el discurso del rey. Primero porque es un discurso de puro sentido común, pero también porque es la manera más sencilla de no darse por aludidos.
Hombre, en el PSOE, conociendo el sanchismo, les va a faltar tiempo en cuanto pasen unas horas para decir, lo ves, el rey está en la línea de lo que pide Pedro Sánchez, que termine el tornado de crispación que provoca la oposición contra este pobre gobierno que no ha roto un plato nunca y tal y cual.
Y ahí es cuando es fácil también imaginar al PP diciendo, 'hombre, no tengas tanta cara que el que se está apropiando de todas las instituciones, dando la vuelta a la constitución por la puerta de atrás, levantando muros argumentales y llamando facha a medio país, eres tú'.
Que lo de la atronadora contienda política lo mismo va un poquito también por ti, que además eres el que está en el gobierno y tienes mayor responsabilidad si cabe.
Y miren, lo cierto es que el PSOE lo tenía difícil para salir ahí y decir que no le ha gustado el discurso.
De hecho, el discurso del rey, en principio, debería ser un discurso bastante, bastante admisible para la izquierda en general. Felipe VI ha hablado del bien común, de los servicios sociales, reconoce que la economía tiene incluso algunos puntos fuertes y hasta ha criticado a quienes cuestionan el calentamiento climático.
De hecho, puede que sea esa una de las cosas que no han gustado en Vox y que han hecho que el partido de Santiago Abascal haya preferido no valorar, ni para bien ni para mal, el discurso del jefe del Estado. Y, en teoría, lo que no entusiasma a Vox no debería desagradar demasiado a la izquierda.
Una de las cosas más exóticas que hemos tenido que contemplar en las últimas horas es que Sumar ha salido a la palestra para decir que el discurso del rey, pues, que muy mal, porque está derechizado. Claro, y uno se pregunta, ¿qué le parece de derechas al partido de Yolanda Díaz? ¿El bien común? ¿El espacio compartido? ¿La coordinación? ¿Las ayudas para los afectados de la DANA?
No sé, lo mismo le ha molestado la defensa de la Unión Europea o de la Constitución Española. O lo mismo el verdadero problema es que el rey ha hecho en su discurso una defensa explícita de la democracia liberal. Ese sistema que ha garantizado las libertades y el progreso material durante décadas en todo Occidente y que empieza a estar cuestionado peligrosamente por los regímenes más violentos y los partidos más radicales.
Seguramente va a ser eso. Seguramente a Sumar no le ha gustado que el rey defienda nuestra actual democracia. Pero si a Sumar no le gusta la democracia liberal, ¿entonces qué le gusta? ¿La democracia iliberal? Esos regímenes como el de Putin o el de Maduro que fingen ser democracias con sus votaciones y sus cositas, pero que no lo son.
Porque entonces lo mismo el problema no lo tiene el discurso del rey. Lo mismo el problema lo tiene España, teniendo en el gobierno a semejante socio de coalición y a semejantes partidos radicales pululando por ahí.
Por eso es más necesario que nunca que los principales partidos dentro de la necesaria competencia discursiva sepan tender puentes, ni que sea en lo más fundamental.
Acuérdense, la clase política española ya dio señales alarmantes cuando tuvimos que ir a Bruselas a hacer el canelo a que nos hicieran de árbitro para conseguir un acuerdo en torno al poder judicial.
Pero ya lo de la DANA ha sido el remate, ha sido el momento en el que hemos tocado realmente fondo.
Y el rey ha dado ese toque de atención con un discurso muy sencillo, pero que recoge el sentir de mucha gente. ¿Qué no hablo del poder judicial? Pues es que ya lo ha defendido en otros discursos. ¿Qué no hablo de la corrupción? Bueno, cabe recordar que el discurso del rey es supervisado por Moncloa y que los casos todavía, todavía están en fase de investigación.
Algunos preferirán centrarse en si el rey se quedó corto o se pasó de largo en ese tipo de cuestiones, pero lo importante es que los problemas están ahí y más nos vale que le encontremos solución entre todos.