Las claves detrás del viaje de Pedro Sánchez a China: de su plan anti Trump a un cambio en Europa
La visita se produce en un contexto de guerra comercial por los aranceles que está imponiendo Estados Unidos y la nueva política de Bruselas con Oriente

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La visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a China se enmarca en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea. La estrategia de Washington de imponer aranceles a productos chinos ha generado un efecto dominó que afecta directamente a los países europeos, que buscan alternativas para reducir su dependencia económica de EE.UU. En este escenario, el viaje de Sánchez supone un intento de reforzar los lazos comerciales con Pekín y consolidar la posición de España dentro de una Europa que está redefiniendo sus alianzas internacionales.
Apertura comercial con China
Desde su llegada a La Moncloa, Pedro Sánchez ha buscado estrechar la relación con China, convirtiéndose en uno de los líderes europeos con más interacciones bilaterales con el presidente Xi Jinping. Su próxima visita, prevista del 8 al 12 de abril, responde a una estrategia de fortalecimiento del comercio con el gigante asiático, en un momento en el que la Unión Europea también está apostando por diversificar sus socios comerciales.

Uno de los puntos clave del viaje es la posible negociación sobre los aranceles europeos a los coches eléctricos chinos, una medida que ha generado tensiones entre Bruselas y Pekín. En su última visita a China, Sánchez defendió la necesidad de replantear estas tarifas, lo que resultó en un cambio en la posición de España dentro del Consejo Europeo. Madrid pasó de apoyar los aranceles a abstenerse, lo que permitió suavizar las represalias chinas, como la amenaza de prohibir la importación de carne porcina española.
Además, España busca un acuerdo más equitativo en las relaciones comerciales con China. Actualmente, el déficit comercial entre la UE y el gigante asiático es considerable, y Sánchez ha insistido en que China abra su mercado a las empresas europeas en igualdad de condiciones. En 2023, los intercambios comerciales entre ambos países superaron los 50.000 millones de euros, pero la inversión china en España sigue siendo significativamente superior a la inversión española en China.
Un mensaje a Europa y a EE.UU.
La dimensión política de este viaje también es significativa. En un momento en que la administración de Donald Trump endurece su postura hacia China, la Unión Europea se enfrenta al desafío de equilibrar su relación con ambas potencias. Sánchez, al igual que otros líderes europeos, ha defendido el multilateralismo y la cooperación económica internacional como alternativa a las políticas proteccionistas de EE.UU.

Este enfoque se alinea con la estrategia de Bruselas, que en los últimos meses ha intensificado sus relaciones con socios como Mercosur, Canadá, México, la India y ahora China. La visita de Sánchez refuerza este giro diplomático y económico, posicionando a España como un actor clave en la redefinición de las alianzas internacionales de la UE.
La gira también incluirá una parada en Vietnam, un país que se está convirtiendo en un polo de atracción para la inversión extranjera. En noviembre, Sánchez ya se reunió con el primer ministro vietnamita, Phạm Minh Chính, en el marco del G-20, subrayando la importancia de fortalecer las relaciones comerciales y políticas entre ambos países.
El viaje de Pedro Sánchez a China no solo tiene un componente económico, sino también un claro mensaje político: España apuesta por una Europa que diversifique sus alianzas, busque equilibrios y no dependa exclusivamente de las decisiones de Washington. En un escenario global en constante transformación, la estrategia del Gobierno español podría marcar un punto de inflexión en la relación entre la UE y China.