La cuidadora investigada por la muerte de la tía política de Luis Lorenzo se niega a declarar
La Guardia Civil no entiende por qué la cuidadora de Isabel cambió de versión sobre el estado de la anciana

La cuidadora investigada por la muerte de la tía política de Luis Lorenzo se niega a declarar
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La Guardia Civil advierte a la juez en un informe remitido al Juzgado numero 9 de Arganda del Rey (Madrid) el pasado 14 de julio que existen indicios de que lo dicho por la cuidadora de Isabel, fallecida en casa de su sobrina Arantxa en Madrid y de su pareja, el actor Luis Lorenzo, no se ajusta a la realidad. Se refiere a la declaración prestada anteriormente por esta mujer en calidad de testigo. Tras recibir este informe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial en Madrid, su Señoría cambió la condición de la cuidadora a investigada y la citó a declarar este martes, 26. La mujer se ha acogido a su derecho constitucional a guardar silencio porque, como ha aclarado su abogado, ya declaró como testigo. El letrado afirma que su cliente se encuentra “tranquila pero preocupada”.
Creen los investigadores que la cuidadora que acompañó a Isabel en el momento de su muerte el 28 de junio de 2021, no dice toda la verdad “sobre su relación laboral con la familia” tras abandonar a la empresa de cuidados de la que dependía, ni sobre las condiciones en las que se encontraba Isabel. Y añaden: “Mantiene una versión contradictoria con sus propios actos previos (llegó a denunciar falta de cuidados a la empresa para que la trabajaba, hasta el punto de que se llegó a enviar a un técnico para corroborar lo que aseguraba la trabajadora) y con el grueso de los testigos presenciales, especialmente con su predecesora en ese cargo”.
Todas estas personas denuncian episodios de abandono, falta de medios e higiene en la mujer o descontrol en la medicación. La cuidadora ahora investigada, sin embargo, recuerdan los agentes, “declara en sede policial que la familia trataba bien a Isabel y que la relación entre ambas partes era buena, que la anciana quería estar en ese domicilio.” Ese cambio de versión, dice el informe, se produce precisamente después de abandonar la empresa y comenzar a trabajar directamente con la familia. La mujer adujo en sus manifestaciones que se sentía incómoda ante el control que mantenía la empresa sobre la marcha de su trabajo. Dicen ahora los agentes que “no encuentran motivos para tal cambio en su actitud, más cuando el control de una empresa se trata de un acto deseable y beneficioso para todas las partes”.
Según la investigación policial, la declaración de la cuidadora “choca frontalmente” con lo dicho por su predecesora (cuidadora ligada a otra empresa diferente). Esta mujer llega a revelar una serie de hechos considerados por la investigación “muy graves”. Sólo trabajó en la casa una semana. Mantuvo una muy mala relación con Arantxa. Isabel era buena y cariñosa, estaba descuidada, sin higiene. No la duchaban en casa porque, según asegura que decía Arantxa, “le daba asco.” Tenia que ir al garaje. Solo tenía una muda, “un pantalón, un cepillo y una crema”·. La anciana repetía en ocasiones, según esta primera cuidadora: “¿Para qué me han traído?”. Quería volver a Asturias.
La cuidadora, ahora investigada, acompaña a Isabel en visitas y desplazamientos a médicos y notarios. Así consta en diversos testimonios y así lo ratifica el posicionamiento de los teléfonos realizado ahora por la benemérita en este informe.