Errejón acusa al Gobierno de Sánchez, tras conocer su plan para el automóvil, de elegir “la España del humo”

Las rectificaciones por parte del Gobierno de Pedro Sánchez continúan. Ayer lunes se produjo otra más, de las no sé cuántas ya que lleva. El presidente presentó en Moncloa el plan de impulso al sector de la automoción, dotado con 3.750 millones de euros y por el que se concederán ayudas para sustituir vehículos con más de 10 años para su achatarramiento y siempre que el nuevo esté entre los más eficientes del mercado.

Hasta aquí, todo iría en consonancia con lo que la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró en el año 2018 durante los primeros días del actual Ejecutivo de que el diésel tenía "los días contados".

El problema es que en el plan presentado por Sánchez para reactivar la industria del automóvil después del fuerte envite que ha sufrido a consecuencia de la crisis del coronavirus, también da cabida a los coches diésel y gasolina. De hecho, éstos podrán recibir hasta 800 euros de ayudas para su adquisición.

De esta manera, las palabras de la ministra Ribera, que provocaron en su momento un enorme revuelo dentro de la industria automovilística española, dedicada fundamentalmente a la fabricación de motores diésel y de gasolina por el alto coste de la tecnología eléctrica, y enormes críticas al Gobierno de coalición PSOE-Podemos, quedan en papel mojado.

Este plan de ayuda al sector del automóvil tampoco ha gustado en Más País, la formación que lidera Íñigo Errejón, quien ha criticado que “con ayudas a la compra de los vehículos más contaminantes el Gobierno elige la España del humo frente a la reconstrucción verde”.

“Invirtamos para adaptar la industria de la automoción a la movilidad sostenible y que sus trabajadores no sufran la crisis”, ha pedido Errejón al ejecutivo de Sánchez.

En concreto, de los 3.750 millones de euros anunciados por Sánchez para este plan, 300 irán a la renovación del parque público, infraestructuras de recarga, adaptación de las ciudades a nuevas necesidades de movilidad y la electrificación del transporte, mientras que otros 250 millones se destinaran a la renovación del parque automovilístico hacia uno más sostenible y eficiente. Mientras a I+D+i irán 415 millones, 2.690 a inversiones en la industria y 95 millones en cualificación y formación profesional.

Habrá que ver si, finalmente, esta lluvia de millones de dinero público tiene realmente el efecto esperado o si, por el contrario, se queda, como las palabras de la ministra de Transición en simple papel mojado.

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