España en el conflicto del Sáhara: de su salida de la región en 1976 al giro radical 46 años después

Los argelinos consideran el cambio de postura de España como "la segunda traición histórica" de Madrid al pueblo saharaui

España en el conflicto del Sáhara: de su salida de la región en 1976 al giro radical 46 años después

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La postura de España respecto al Sáhara Occidental daba un giro histórico este viernes, tras la carta de Pedro Sánchez al rey Mohamed VI, defendiendo el plan de autonomía sobre la región del Sáhara, planteado por Marruecos, en el que el territorio quedaría bajo soberanía marroquí, pero con algunas competencias cedidas.

El anuncio de España ha generado gran revuelo a nivel internacional, tanto en Marruecos como en Argelia, ya que nuestro país ha cambiado la postura que mantenía tradicionalmente, desde hace casi 50 años. De hecho, los argelinos consideran el cambio como "la segunda traición histórica" de Madrid al pueblo saharaui.

Noviembre de 1975, inicio del conflicto

Hablan de segunda, porque la primera, apuntan, que tuvo lugar en 1975, en un "funesto acuerdo". En ese año, aprovechando el proceso de descolonización iniciado por España y la fragilidad de su gobierno, se firmaban en Madrid los Acuerdos Tripartitas hispano-mauritano-marroquíes, por los que España cedió la parte norte y centro del Sahara a Marruecos y el sur a Mauritania. Un acuerdo alcanzado días después de la Marcha Verde, una operación dispuesta por el rey Hasan II el 6 de noviembre de 1975 en la que situó a unos 350.000 civiles marroquíes frente a la frontera española para avanzar hasta los muros defensivos del Ejército español.

Tan solo unos meses después, el 27 de febrero de 1976, España se retiró definitivamente del Sahara y el Frente Polisario proclamó unilateralmente la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Tinduf (Argelia) y declaró la guerra a Marruecos y Mauritania. Mauritania renunció en 1979 a ejercer su soberanía sobre esa parte del territorio y firmó la paz con el Polisario, circunstancia que aprovechó Marruecos para anexionársela.

Desde entonces, la mayoría del territorio está controlado por Marruecos, mientras que el Polisario, apoyado por Argelia y Libia, dispone de una pequeña parte y tiene su cuartel general en Tinduf.

La intervención de la ONU

En 1988, Marruecos y el Polisario aceptaron un plan de la ONU que preveía un alto el fuego y el control de la Misión de Naciones Unidas para el referéndum (MINURSO). Tres años más tarde, el 6 de septiembre de 1991, entró en vigor el alto el fuego pero la consulta nunca se celebró por divergencias sobre la composición del censo.

El Polisario defiende que los 74.000 saharauis censados por los españoles en 1974, antes de abandonar el territorio, son los únicos autorizados a participar en la consulta, mientras que Marruecos exige incluir a los nómadas que se refugiaron en su territorio durante la colonización española, que suponen 120.000, lo que el Polisario rechazaba como intento de alterar el resultado.

En 1996, la ONU suspendió temporalmente el proceso de identificación de votantes ante las reclamaciones de Marruecos con el fin de engrosar el censo y en 1997 se reanudó el diálogo con el nuevo mediador, el exsecretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, quien consiguió fijar para julio de 2000 la consulta, que nunca se celebró.

Varios mediadores intentaron un acuerdo, sin éxito

El plan Baker fue rechazado por el Polisario porque no contemplaba la independencia y en 2003 sugirió otro que fue descartado por Rabat porque sí recogía esa opción. En 2004 Baker dimitió. Tampoco lograron un acuerdo los siguientes mediadores, el holandés Peter Van Walsum, el estadounidense Christopher Ross ni el alemán Horst Köhler, si bien este último consiguió reanudar el diálogo en diciembre de 2018.

Entre 2007 y 2012 se celebraron varias reuniones en Manhasset, en la periferia de Nueva York, con nulos resultados. En ese año, las negociaciones quedaron varadas y las partes atrincheradas en sus posturas: un referéndum de autodeterminación con opción de independencia exigido por el Polisario, frente a una oferta máxima de autonomía, sin referéndum, propuesta por Marruecos. Fue en diciembre de 2018 cuando, tras seis años de silencio, se reanudaron en Ginebra conversaciones directas.

La tensión entre Rabat y el Polisario se agravó desde que el 21 de octubre de 2020 un grupo de activistas saharauis bloquearan el paso fronterizo de Guerguerat, una zona considera colchón que en los últimos años Marruecos había ayudado a convertir en un activo canal comercial con Mauritania. El 13 de noviembre, el ejército marroquí penetró en esta franja desmilitarizada y el Polisario le declaró la guerra.

El papel de EEUU y Alemania

La situación volvió a empeorar en diciembre de 2020 tras el reconocimiento del Sahara como parte de Marruecos por el saliente presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a cambio de que Rabat estableciera relaciones con Israel, como ocurrió.

En marzo de 2021, Marruecos suspendió relaciones con Alemania tras convocar a su embajadora en Berlín en respuesta a "actos hostiles" que atribuyó a las autoridades alemanas poniendo en cuestión la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental. Sin embargo, en diciembre de 2021, Berlín apoyó al recién nombrado enviado especial para el Sahara del Secretario General de la ONU, Steffan de Mistura, en su búsqueda de un resultado político justo, duradero y mutuamente aceptable sobre la base de la resolución 2602 del Consejo de Seguridad.

La perspectiva del expresidente Zapatero

En estas décadas, España ha defendido los acuerdos de la ONU para celebrar un referéndum en el Sáhara. Aunque, según ha apuntado el expresidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "a partir de 2008 España apoyaba como una base importante para la resolución del conflicto la autonomía, la propuesta de Marruecos en 2007".

Zapatero se ha mostrado sorprendido de que se hable de “giro” en la relación entre España y Marruecos, ya que, según él mismo ha apuntado, el Ejecutivo apoya desde 2008 el proyecto de autonomía marroquí presentado en 2007, y el Gobierno de Mariano Rajoy tampoco cambió de posición, como ha matizado.

“Recuperar la relación con Marruecos es fundamental para España, somos dos países que nos necesitamos para la seguridad o la economía”, ha señalado. En cualquier caso, el anuncio de este viernes, ha supuesto una mejoría en las relaciones entre España y Marruecos, que se estabilizan, según el Ministro de Presidencia, Félix Bolaños.

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