Las incógnitas sobre el Windsor tras catorce años del incendio que lo devoró

Aunque la Audiencia Provincial archivó el caso al no encontrar culpables, las dudas sobre el origen del fuego alimentan todo tipo de especulaciones

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Marcelino Abad

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Sábado 12 de febrero de 2005. A las 23.16 horas el Windsor comienza a arder por su planta 21. Tres minutos después, los bomberos de Madrid llegan a sofocar el fuego. Engullido por las llamas, el rascacielos más imponente de la capital había mudado en un amasijo de hierros al amanecer.

Catorce años más tarde, las especulaciones sobre las causas reales del fuego continúan. Ello a pesar de que el Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid acordó el archivo provisional del caso un año después del incendio. En 2007, la Audiencia Provincial secundó el sobreseimiento.

Según se dijo, la colilla mal apagada de una técnico de riesgos laborales fue la que originó las llamas, avivando toda suerte de dudas sobre este incendio que azotó el corazón financiero de la capital.

Una semana después del incendio, varias televisiones empezaron a emitir la grabación de una videoaficionada. En ella se veían las siluetas de dos personas en la planta 16 del edificio cuando el incendio estaba en pleno apogeo. El Ayuntamiento de Madrid aseguró que no eran bomberos. La Policía dijo que el vídeo era auténtico, pero no precisó si allí había o no personas. Los bomberos justificaron que las siluetas podían ser producto de un reflejo.

Cuando la Policía Científica estaba investigando los restos del edificio, encontró un butrón en la zona de los garajes que comunicaban con el interior del Windsor. La pared era de pladur y había sido realizado desde dentro hacia la cochera. Sin embargo, no se encontraron huellas dactilares, por lo que a día de hoy no se sabe quién realizó el agujero ni por qué

La presión del agua es otra de las incógnitas que alimentan las especulaciones. Esa noche los bomberos tuvieron grandes problemas porque el agua no llegaba correctamente a sus mangueras. Además, los aspersores no se encendieron automáticamente al saltar la alarma de humos.

Otra de las incógnitas que rodea este suceso es el color azulado de las llamas que brotaron del Windsor. En un inicio se especuló con la posibilidad de que se hubieran utilizado aceleradores, de ahí su tonalidad.

Lo cierto es que en un momento de la madrugada, cuando la parte alta del edificio se consumía, las llamas comenzaron a descender a las plantas inferiores.

En la mayoría de las plantas del Windsor estaban las oficinas de la consultora Deloitte, aunque en la cuarta planta se encontraba la empresa Comparex España. La compañía tenía una caja fuerte ignífuga que contenía documentos del Ministerio de Defensa que, según se dijo, estaban calificados de reservados. Sin embargo, tanto el Ministerio como Comparex lo negaron. La empresa explicó que eran contratos y el Ministerio alegó que la compañía tenía una certificación de seguridad para su trabajo con la OTAN, Defensa o la Unión Europea.

En el incendio del Windsor se perdió la documentación de una auditoría de 1994 que había realizado la empresa Arthur Andersen, con la que Deloitte se había fusionado. Anticorrupción estaba investigando la venta de FG Valores a Merrill Lynch, y había reclamado a la consultora esos documentos justo un día antes del incendio.

El presidente de Deloitte explicó que aquellos documentos fueron consumidos por las llamas y que no existía copia del expediente, como sí se conservaba de casi todos los documentos que había en el Windsor en otro edificio.

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