Marta Ferrusola, de primera dama de Cataluña a "madre superiora" del caso Pujol desde la política y su empresa

Marta Ferrusola, la esposa del expresidente de la Generalitat entre 1980 y 2003, Jordi Pujol, ha muerto a los 89 años de edad este lunes por la noche como consecuencia de una neumonía. Aunque no tuvo cargos de importancia en Convergència Democràtica de Catalunya, su opinión llegaba a contar para la elección o cese de los consellers.

Su condición de esposa del líder indiscutible de la formación durante más de dos décadas hizo que tuviera gran influencia en el ámbito político de esa época. Durante los 23 años de mandato de su marido, Ferrusola asumió cargos simbólicos en fundaciones y entidades de carácter benéfico.

En este sentido, ejerció durante dos décadas como presidenta del comité organizador del Festival Internacional de la Infancia de Barcelona. Además de ejercer como ama de casa, se hizo empresaria y en 1990 creó con Núria Claverol, esposa de Carles Sumarroca, la empresa de jardinería Hidroplant.

A través de esta empresa acaparó contratos de organismos de la Generalitat y fue también elegida para replantar el césped del Camp Nou, unas contratas que levantaron suspicacias. En diciembre de 2014 fue citada como imputada, junto a su marido y tres de sus hijos, aunque actualmente están todos implicados, por presunto fraude fiscal y blanqueo de capitales.

Primera dama de Cataluña

Ferrusola nació en el seno de una familia trabajadora de Barcelona, pues su padre era dependiente de una tienda de ropa para hombres, denominada Paños Ramos, aunque con el tiempo se estableció por su cuenta. Hija mayor de tres hermanos, estudió en un colegio de monjas, la Immaculada Concepció y acabó el bachillerato.

En 1954 conoció a Jordi Pujol a través de la hermana de este, Maria Pujol, que fue compañera suya en la Confraria Virtèlia, una agrupación religiosa que reunía a jóvenes católicos de convicciones nacionalistas y que eran aficionados al montañismo. Dos años después contrajo matrimonio en el monasterio de Montserrat.

De esta unión nacieron sus siete hijos: Jordi (1958), Marta (1959), Josep (1963), Pere (1965), Oriol (1966), Mireia (1969) y Oleguer (1972). Mientras tanto, Ferrusola se implicó en las actividades políticas de su marido contra la dictadura franquista y llegó a mecanografiar octavillas contra el régimen.

El 24 de abril de 1980, Marta Ferrusola se convirtió en la primera dama de Cataluña, al ser designado Jordi Pujol presidente de la Generalitat, después de ganar CDC las primeras elecciones autonómicas de la democracia. Durante todo ese tiempo se enmarca la investigación abierta sobre la fortuna que la familia ocultó supuestamente en el extranjero.

"Madre superiora"

La Fiscalía atribuía a Ferrusola un rol importante en las operaciones bancaria de los Pujol en Andorra, hasta el punto de considerarla como la principal gestora de la fortuna familiar en el país vecino, al menos hasta que los hijos abrieron allí sus cuentas.

Entre la documentación manejada figuraba un manuscrito, firmado por ella, en el que se presentaba como "la madre superiora" y ordenaba una transferencia de dos millones de las antiguas pesetas "a nuestra biblioteca del capellán de la parroquia". La policía entendió entonces que eran expresiones en clave y que el capellán era el mayor de sus hijos, Jordi Pujol.

Pese a las evidencias, Ferrusola siempre negó responsabilidades, y en febrero de 2015, en la comisión del Parlament que investigaba las presuntas irregularidades cometidas por la familia, afirmó que sus hijos no tenían "ni un céntimo". "Van con una mano delante y otra detrás. Estoy muy orgullosa de ellos", añadió.

En julio de 2020, el juez De la Mata, instructor del caso en la Audiencia Nacional propuso sin embargo juzgarla por formar una organización criminal para enriquecerse durante décadas a través de actividades relacionados con la corrupción. Presuntamente escondieron más de 70,4 millones de euros a Hacienda.

Declaraciones polémicas

Algunas de sus opiniones públicas crearon fuertes polémicas, como cuando en 1984 declaró en TV3 que la homosexualidad le parecía "un defecto, una tara, un vicio o todo a la vez", o cuando en 2001 consideró que los inmigrantes castellanoparlantes y de origen musulmán suponían una amenaza para la sociedad catalana.

Estando procesada por la Audiencia Nacional, sufrió una caída de la que se recuperó, pero con la que se demostró que padecía Alzheimer desde 2018 y que, debido a su demencia y a las lesiones cerebrales causadas por un politraumatismo sufrido tras su caída, no tenía "la capacidad de juicio ni la toma de decisiones conservadas". Santiago Pedraz archivó su causa por ello.