¿Para qué sirve la asignatura de filosofía?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Titular este artículo con una pregunta no es más que otra referencia a la filosofía. Como asignatura, pero, sobre todo, como una conversación vital e inacabable tanto contigo mismo como con todo lo que te rodea. Hace unos años la LOMCE reabrió el debate sobre la importancia de la filosofía en la educación de los jóvenes españoles. En este caso, para reducir su impacto y ofrecer al estudiante otras opciones.
El problema es que la filosofía sostiene el estigma que afirma que esta asigantura no tiene una función determinada. La sociedad espera un resultado concreto, un razonamiento lógico que demuestre de forma numérica lo aprendido durante un curso. Un proceso que no tiene en cuenta la ideosincrasia de cada uno de los alumnos, que reduce al máximo la realidad y que espera de todo un resultado, un número que acredite quién y cómo eres.
Y la filosofía ofrece justo lo contrario, un análisis diferente al frío y científico que desde pequeños nos enseñan a procesar. Una vía para dialogar con el entorno y obtener un resultado diferente al que ha alcanzado tu compañero, de una forma u otra, nos concede un acercamiento al contexto y situación particular de cada uno.
La filosofía transciende a diferentes ámbitos, por ejemplo, es una herramienta para la democracia, impide que se establezca un pensamiento único. Se convierte así en una defensa intelectual del pueblo contra posibles injerencias del poder. Además de ayudar al ciudadano a establecer una orientación de ideas, es decir, entender la historia a partir de la ideología que en cada momentos ha predominado. Facilita, por tanto, conocer el por qué y el para qué de una situación histórica.
Además, permite a través de ese diálogo, analizar el ser humano y su acción en el mundo. Punto de partida, camino emprendido y objetivo final. Es decir, ayuda a establecer un orden mental para priorizar y saber diferenciar entre urgente e importante. Por último, la filosofía es un fundamento para una ética moral, racional y consecuente con tus actos.
Aunque, en definitva, facilita que la persona pueda decidir conforme a su pensamiento. O no, porque en la vida existen pocas certezas, aunque gracias a la filosofía nos acercamos un poco más a ellas.