“No puede ser que se pretenda tratar a los patinetes eléctricos como delincuentes”
El responsable comercial de Urban Motion aboga por una regulación que limite su velocidad
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La conveniencia o no del uso del patinete eléctrico es un debate cada vez más recurrente en las grandes ciudades, donde su uso se ha disparado en los últimos años. Un tema de conversación que ha vuelto a renacer tras conocer el fallecimiento en las últimas horas de un menor de quince años de origen francés en Castellón, que conducía uno de estos vehículos motorizados mientras bajaba una pendiente de la urbanización El Balcó. Los peligros están presentes, aunque los fabricantes de estos dispositivos y muchos de sus usuarios defienden sus bondades, pese a reconocer que es necesario profundizar en una normativa que garantice su seguridad.
En esta línea se ha mostrado el director comercial de la empresa vendedora de patinetes eléctricos, Urban Motion, Manel Oliver, cuya sede se encuentra en Barcelona, que asegura en declaraciones a COPE.es que el patinete eléctrico aporta muchas soluciones: “Se trata de un nuevo formato de desplazamiento urbano, al cual aún no se han adaptado los propios usuarios ni las infraestructuras de las ciudades. Pero sin duda trae ventajas como cero emisiones o una alternativa al tráfico congestionado de las grandes ciudades. Por otro lado, su tamaño reducido y plegable lo hace más cómodo que la bicicleta, además de ser una inversión más económica.”
Pese a la polémica que se desata de manera crónica una vez se conocen accidentes o fallecimientos como consecuencia de su uso, Oliver defiende que el número de percances son muy escasos: “Hay muy pocos, y todos los que hay se publican en los medios de comunicación. Esto hace que se genere una alarma social en la que parece que el patinete es el delincuente, cuando lo que hay detrás es un mal uso, un marco normativo insuficiente y falta de información.”
A la espera de que se impulse una legislación a nivel nacional, ciudades como Madrid o Barcelona han impulsado sus propias ordenanzas. Barcelona, por ejemplo, aprobó en julio del 2017 una normativa pionera para regular los vehículos de movilidad personal, en el que se imponen sanciones económicas por las infracciones o establece la obligatoriedad de usar el casco durante la conducción: “Las medidas adoptadas en las grandes capitales están bien, pero es conveniente una regulación en todo el territorio nacional para que no haya malos entendidos una vez que cambiemos de ciudad. Es una tarea que se debe hacer conjuntamente entre la DGT y los ayuntamientos.”
A juicio del responsable de ventas de Urban Motion, la futura ley debe contemplar dos aspectos esenciales: “Su uso debe limitarse a los carriles bici, al igual que una bicicleta normal o una bicicleta eléctrica. En cuanto a la velocidad, el máximo establecido no tiene que superar los treinta kilómetros por hora.”
Y es que la falta de regulación, apunta Oliver, hace que a la hora de fabricarse los patinetes no haya un límite de potencia, algo que no sucede en el caso de las bicicletas: “Las bicis eléctricas se equiparan a las normales, por lo que tienen una limitación de velocidad y potencia, de unos 25 kilómetros por hora. Cuando el usuario trata de superar esos límites, el vehículo se corta.”
Más allá de los pro y contra que suscita el debate, lo cierto es que en el futuro el uso del patinete se extenderá: “Yo creo que serán más empleadas que las bicis o las motos, lo que ya no sé es si se llamarán patinetes o hablaremos de u híbrido con características de una bicicleta y un patinete a la vez. La tecnología avanza mucho.”