Salud fomenta entornos seguros y saludables para promover el bienestar y la calidad de vida

Europa Press

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Con motivo del Día Mundial de la Salud, la Consejería de Salud y Familias, a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, se ha unido a la campaña 'Nuestro planeta, nuestra salud', auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante la cual insta a los gobiernos y a la ciudadanía a que cuenten las medidas que están adoptando para proteger el planeta y su salud y para dar prioridad a las sociedades del bienestar.

El cambio climático según la OMS afecta a la salud humana de manera directa en respuesta a las alteraciones en patrones del clima como la temperatura, la precipitación y la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos. Asimismo, incide gravemente sobre la salud y la mortalidad: las muertes atribuibles al año por la subida de las temperaturas superan al exceso de mortalidad provocado por la pandemia por Covid-19. Según la OMS, en la última década del siglo XX se produjeron aproximadamente 600.000 muertes en el mundo por desastres ocasionados por eventos metereológicos extremos.

Asimismo, según indica Salud en nota de prensa, en la Unión Europea, por cada grado que aumenta la temperatura, se incrementa un cuatro por ciento la mortalidad, según el informe 'Cambio climático y salud', elaborado por la Sociedad Española de Medicina Interna en colaboración con Lancet Countdown. De este modo, se prevé que fallezcan unas 30.000 personas más al año en 2030 y entre 50.000 y 110.000 más en 2080.

Otras cifras relevantes son que en la actualidad hay 57 millones de personas vulnerables más que las que había en 2000. Por otra parte, la OMS estima que la carga de mortalidad en Europa debido a los determinantes ambientales se sitúa entre el 15-20%.

Los escenarios de las condiciones climáticas futuras predicen un aumento sustancial de las temperaturas y la aumento de fenómenos extremos, lo que implicará un incremento de la presión asistencial en los sistemas de salud, al potenciarse la morbilidad de enfermedades pulmonares y cardiometabólicas, entre las que se incluyen diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular, riesgo de trombosis, arritmias cardiacas, ictus isquémico e incluso deterioro cognitivo.

Para afrontar los efectos en la salud provocados por el calor, la Consejería de Salud y Familias, a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica y en coordinación con el Servicio Andaluz de Salud, activa cada año el Plan de Prevención de las Altas Temperaturas, en los meses de junio a septiembre. Con este programa, se trata de minimizar los efectos del calor sobre la salud de la población, con especial atención a los colectivos más vulnerables.

En este período, se facilita a la ciudadanía información para prevenir los efectos del alza del termómetro a través de diversas vías, como la aplicación de Salud Responde, el servicio 'Ventana Abierta a la Familia', que funciona mediante el envío de mensajes vía SMS y correo electrónico y la web 'Verano y Salud'.

Andalucía es un territorio especialmente sensible tanto por el impacto significativo del cambio climático, como por la gran variedad de especies que viven en humedales, distribuidos por toda la geografía, compartiendo hábitats con aves que pueden hospedar virus autóctonos o importados de las áreas geográficas que visitan durante su migración.

Además, el cambio climático tiene otros efectos para la salud relacionados con la calidad del aire; la contaminación fotoquímica; las enfermedades de transmisión hídrica y alimentaria y las enfermedades de transmisión vectorial.

Alrededor del 60% de los patógenos humanos son de origen animal y que el 75% de las enfermedades animales emergentes pueden transmitirse a humanos, según muestran los últimos estudios epidemiológicos. Desde la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica se está potenciando, coordinando e integrando la vigilancia y el control en diferentes ámbitos como el ambiental, el ganadero, el silvestre y de vigilancia epidemiológica humana con el enfoque 'One Health', propiciado por la OMS.

La pérdida de calidad del agua surge como consecuencia de inundaciones, lluvias torrenciales y sequía..., repercute en los cultivos y puede generar contaminación de alimentos y agua de consumo. Además de tener consecuencias en sectores económicos como el turismo o el empleo, puede suponer un aumento de enfermedades transmitidas por el agua.

El Programa de Control Sanitario de las Aguas de Consumo, que verifica que el agua de nuestros hogares sea apta para el consumo, así como el control de las aguas recreativas, para que el baño en piscinas o en playas sea seguro, son medidas que deben tener en cuenta nuestra comunidad.

La pérdida de calidad del aire, que surge como consecuencia del incremento de incendios, de fenómenos anticiclónicos que reducen la dispersión de contaminantes, el aumento de los niveles de O3, o incluso del aumento del fenómeno de intrusión sahariana, puede suponer un mayor número de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y alérgicas.

Por ello, los riesgos asociados a la contaminación del aire deben ser minimizados a través de controles de emisiones, y también mediante la participación, por parte de Salud y Familias, en los planes de calidad del aire que lidera en la comunidad autónoma la Consejería con competencias en medio ambiente.

Más conocida aún es la posibilidad de aparición de nuevas enfermedades transmisibles como consecuencia, por un lado, del aumento de la temperatura que favorece la aparición de vectores transmisores de enfermedades, como la fiebre del Nilo occidental, el dengue o la malaria, y por otro, provocadas por la pérdida de ecosistemas y el acercamiento de la población a determinados animales.

En este ámbito, destaca la Estrategia para el Control de Vectores de Transmisión de Enfermedades, cuyo ejemplo más importante es la implantación para este año del control de mosquitos que pueden transmitir el virus del Nilo Occidental y el Programa de Control de Productos Químicos, como por ejemplo los viricidas, limpiadores y las sustancias desinfectantes.

Otras iniciativas dirigidas a promover el conocimiento en salud ambiental se realizan a través del Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía (Osman), proyecto dependiente de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica de la Consejería de Salud y Familias y gestionado desde la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP).

El Osman apoya a profesionales y ciudadanía a través de la información, adaptación a los impactos de las exposiciones ambientales en la salud de la población. Asimismo, fomenta el intercambio la cooperación entre los agentes regionales, nacionales e internacionales pertinentes, y promueve la investigación y vigilancia en salud pública ambiental.

EL MUNICIPIO, EL ENTORNO MÁS CERCANO PARA PROTEGER EL PLANETA

Con motivo del Día Mundial de la Salud, el proyecto 'Red Local de Acción en Salud de Andalucía', impulsado por el Servicio de Promoción de Salud y Acción Local de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, ha diseñado materiales dirigidos a redes sociales, con el objetivo de hacer un llamamiento a la reflexión sobre la necesidad de proteger el planeta desde el ámbito más cercano a la ciudadanía: el municipio.

Así, desde los 198 municipios que integran la Red, se van a difundir en redes sociales materiales dirigidos a promover acciones cotidianas que contribuyen a proteger el medioambiente, y por ende, la propia salud. Se informa sobre medidas que pueden contribuir a la reducción de emisiones, fomentando el transporte público y acciones para lograr el ahorro de energía.

También se promueve practicar las llamadas tres R (Reduce, Reutiliza y Recicla); reducir el embalaje; consumir productos frescos y no procesados; actuar contra la pérdida de bosques; utilizar menos agua caliente; y apoyar las energías renovables.

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