Salvini, el ultraderechista que apoya la independencia de Cataluña y el País Vasco

En su adolescencia se consideraba comunista, pero fue virando hacia el extremo opuesto dentro de la Liga Norte

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Matteo Salvini (Milán, 1973) nació y creció entre los monumentos norteños de la vieja Italia. Estudió en el prestigioso liceo clásico Alessandro Manzoni, donde comenzó a interesarse, curiosamente, por los movimientos sociales de izquierda.

SUS COMIENZOS

“Yo era comunista. Iba por ahí con una chapita del Che Guevara y con otra de la bandera del País Vasco, por solidaridad con los independentistas”, llegó a afirmar. Fue miembro durante unos años del Leoncavallo, un centro social ocupado que fue fundado por organizaciones socialistas.

Sin embargo, Salvini no tardó en cambiar de bando. Después de esa primera militancia, decidió unirse a las juventudes de la formación de ultraderecha Liga Norte, instigado por sus aspiraciones separatistas entre el norte y el sur de Italia y eslóganes como “Roma nos roba”.

Comenzó su carrera política cuando aún no había terminado sus estudios de Ciencia Histórica en la Universidad de Milán, de la mano del Partido Comunista que él mismo había fundado. Logró cinco diputados en el Parlamento padano, que terminó abandonado para ascender dentro de la Liga Norte.

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A principios del siglo XXI le llega la oportunidad de saltar al escenario europeo, como europarlamentario de la Liga Norte. Allí conoce al Frente Nacional Francés, un aliado natural en sus posturas euroescépticas.

LA PRIMERA PLANA POLÍTICA

Durante esta época fue muy conocido por organizar marchas y escraches contra la Unión Europea Matteo Renzi, para los que contó con el apoyo del movimiento okupa de ultraderecha Casa Pound, fundado en honor al poeta estadounidense amigo de Mussolini, Ezra Pound.

Pero sus reivindicaciones no alcanzan solo la política. Su homofobia y su transfobia se traslucen en su radical postura en contra del matrimonio homosexual y los procesos de cambio de sexo. Además, ha tildado a los inmigrantes de “amenaza” para la estabilidad de Italia: “Son una verdadera bomba social. El Corán no encaja con la Constitución italiana”.

Sus polémicas declaraciones y su constante movimiento dentro de las filas de Liga Norte le hicieron ganar peso político, hasta el punto de que lideró una coalición con partidos de centro derecha para presentarse a las elecciones italianas de 2018.

Y, a pesar de que no ganó las elecciones, tuvo suficientes escaños para formar una alianza con el triunfador, el Movimiento 5 Estrellas, que gobierna el país y le concedió la vicepresidencia y el ministerio del Interior. La frase que esgrimió ayer en Twitter, "VITTORIA!, primer objetivo conseguido" podría expresar su alegría por conseguir el cargo, pero la realidad es muy distinta.

Se estaba jactando de haber denegado el acceso del barco 'Aquarius' a las costas italianas. Una embarcación con más de 600 inmigrantes que parten de Libia, y que finalmente llegará a las costas de Valencia por la autorización directa del nuevo presidente del Gobierno Pedro Sánchez.

“El capitán”, como le conocen en las filas de la Liga, también tiene otra medida estrella en su política de Interior. A su idea de aprobar una ley de defensa propia y combatir la mafia se une el desmantelamiento de los asentamientos de más de 40.000 gitanos, distribuidos por muchas ciudades del sur de Italia.

El colofón lo pone su propuesta de reformar el Tratado de Berlín, que obliga a los Estados de la Unión Europea a mantener en su territorio a los inmigrantes antes de registrarlos como refugiados en períodos que pueden extenderse a los dos años.

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