Sánchez se aferra al silencio respecto al Sáhara frente al malestar de sus socios de Gobierno
Yolanda Díaz no oculta su malestar y carga todo el peso de la responsabilidad de esta decisión al Partido Socialista. Albares se reserva las explicaciones para el Congreso
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La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado viernes respecto a ponerse de lado de Marruecos y aceptar su propuesta de autonomía del Sáhara, ha provocado un nuevo choque entre las dos alas del Consejo de Ministros, cada vez más erosionado por distintas cuestiones de calado social, económico y ahora también diplomático.
La formación morada vuelve a estar en contra de una de las decisiones del líder del Gobierno del que forman parte, aunque siguen aferrándose a sus cargos ministeriales, parece que con el fin de dar 'supervivencia' a una legislatura respecto a la que existe una especie de 'pacto' para agotarla pase lo que pase.
Sánchez apuesta por el silencio frente al malestar de Podemos
En este sentido, el fin de semana ha transcurrido con muchas dudas respecto a la base y a las consecuencias detrás de esta decisión histórica, cuyo único responsable es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Por ello, este lunes, una vez se reactivase con firmeza la agenda política del líder del Ejecutivo, se esperaba que Sánchez diese más detalles sobre esta nueva postura diplomática. En cambio, el silencio ha acompañado al presidente socialista siempre que ha sido preguntado por el tema. En una jornada en la que se ha anunciado una visita de Sánchez a Ceuta y Melilla esta misma semana.
Esta pasada jornada, Sánchez ha tenido la oportunidad de dar explicaciones hasta en dos comparecencias. En la primera no ha admitido preguntas y en la segunda ha ignorado la cuestión. También, sus socios de Gobierno están a la espera de una explicación. "Tengo una conversación pendiente con el presidente del Gobierno. Quien ha cambiado de posición, por cierto, con una enorme opacidad, ha sido el Partido Socialista", ha señalado la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz.
Albares opta por la "discreción diplomática"
Postura parecida ha adoptado el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que se ha mostrado incómodo cada vez que los periodistas le han querido preguntar sobre el tema: "Por favor les pediría que me hagan alguna pregunta sobre el CAE porque tengan en cuenta que prefiero esperar a hablar con los diputados que aquí".
De esta manera, el titular de Exteriores ha evitado explicar si estuvo en contacto con las autoridades de Argelia para informarles de la nueva posición de España respecto al Sáhara. Recordemos que Argelia es un socio vital para España de cara al suministro de gas a nuestro país.
En este sentido, Albares ha reconocido e Bruselas, tras la reunión de un consejo de ministros de Asuntos Exteriores, que "Argelia es un socio sólido, estratégico y fiable" para España y que las comunicaciones con Marruecos son exclusivamente "bilaterales". Pero el malestar en Argelia es latente, después de haber llamado a consulta a su embajador en España e informar de que el Gobierno de Sánchez no había informado de este cambio de rumbo diplomático. Ante cualquier pregunta, Albares se ha limitado a subrayar que Bruselas no era el sitio para dar estas explicaciones, reservadas al parecer para su próxima comparecencia en el Congreso de los Diputados.
El PSOE marca su estrategia
Mientras tanto, Ferraz ha pedido a sus dirigentes repetir el lema de que España tiene que abrir una nueva etapa diplomática con Marruecos, basada en unas relaciones sólidas y estables con su país vecino, tal y como explica el periodista de COPE Ricardo Rodríguez. En este sentido, defienden que esta postura es importante para nuestra integridad territorial, incluyendo Ceuta y Melilla, y para la seguridad y la prosperidad de los dos países.
Dentro de las filas socialistas se reconoce haber sufrido en los últimos meses la peor crisis en décadas con Marruecos y por eso creen que es necesario reforzar los lazos en un momento en el que Europa sufre su peor guerra en los últimos ochenta años.
En este marco, Ferraz justifica no haber buscado consenso con otros grupos políticos porque a su juicio la diplomacia requiere de mucho tiempo y discreción para alcanzar unos resultados satisfactorios. Por ello, el PSOE piensa que a ninguna fuerza le debería parecer mal el acuerdo.