El volcán Cumbre Vieja está vivo, ni dormido ni apagado

Ya no se ven los espectaculares ríos de lava incandescente cuando cae la noche, su rugido ya no impide a los palmeros dormir tranquilos, pero su presencia sigue conmoviendo

El Cumbre Vieja en plena ebullición tras su erupción el 19 de septiembre de 2021

Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

El Cumbre Vieja sigue vivo, tocado del ala, pero vivo. Ahora no vomita lava, pero durante 85 días de erupción por sus bocas brotaron distintas coladas que fueron transformando la orografía de La Palma, en un paisaje de magma -más extraterrestre que propio de nuestro planeta- al arrasar con todo lo que encontraban en su camino hasta llegar al mar, al que la Isla Bonita ha ganado terreno [tanto como 28 campos de fútbol].

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La belleza salvaje de ese territorio, el más joven de nuestro país, como la nueva fajana formada por el manto de lava y la playa que han cambiado la silueta de la costa de Tazacorte impresiona a quien lo ve por primera vez. Su imagen se queda grabada en la retina.

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Fascinación y destrucción. Asombro y tristeza, sobre todo en los palmeros que vieron desaparecer bajo la lava sus casas, la de sus vecinos, sus tierras, sus iglesias, en definitiva, sus raíces. Porque, durante los 85 días y 8 horas que el Cumbre Vieja estuvo rugiendo, más de tres mil edificaciones resultaron dañadas o engullidas según las estimaciones del sistema de satélites europeos Copernicus; 73,8 kilómetros de carreteras y caminos desaparecidos, y 370 hectáreas de cultivo (plataneras, viñas y aguacates), han quedado sepultadas por la ceniza.

Poco a poco van regresando a sus casas los 7.000 palmeros que tuvieron que salir de sus hogares deprisa y corriendo el 19 de septiembre de 2021. Pero ya nada es igual. Al abrir las ventanas cada mañana al levantarse ven un paisaje gris, las puestas de sol tienen un halo humeante y ese olor..., además, la tierra, ahora, es ceniza.

Manuel, residente de La Palma andando por las cenizas del Cumbre Vieja

El Cumbre Vieja, a día de hoy: lava a 974º y movimientos sísmicos

Un equipo de investigación de la ULPGC (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria), trabajan sobre el terreno, monitorizando el impacto del proceso eruptivo que no ha acabado. Porque el Cumbre Vieja sigue activo y aportando a los científicos datos de interés general.

Según el Instituto Geográfico Nacional, desde el 1 de marzo se han registrado 64 terremotos en la isla de La Palma con magnitudes de entre 0,7 y 2,5 (mbLg) y con los hipocentros bajo la zona central de Cumbre Vieja, a profundidades entre 0 y 18 km. En el archipiélago se han registrado un total de 130 terremotos de baja intensidad en las últimas dos semanas.

Vulcanólogos del IGN siguen comprobando sobre el terreno que la lava se mantiene a altísimas temperaturas, 974º en el cráter sureste del volcán.

No es el único peligro, también está la toxicidad de los gases que siguen emitiendo las coladas, "sale mucho clorhídrico (CLH), salen muchos sulfhídricos (LH2) por las fisuras y por los cráteres mucho monóxido y dióxido de carbono y vapor de agua, mucho vapor de agua. Las medidas que hicimos de temperatura, había zonas y fisuras saliendo gases a 400º, 500º, 600º C y después donde pisábamos con las botas que llevábamos, el pie se calentaba porque en esa zona había 170º, 150º C y la goma de las botas de campo se calentaban mucho", explicaba a finales de febrero, José Mangas, geólogo y catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que dirige los estudios que se están realizando sobre el terreno, en Gran Canaria TV.

¿Podemos decir, entonces, qué el volcán está apagado? "Está moribundo, pero no ha muerto todavía. Está tocado del ala, está en la fase última porque está desgasificando, pero sigue habiendo terremotos y si hay terremotos es que está ahí, no tiene fuerza para emitir lavas líquidas, pero está ahí debajo del edificio insular", subraya el catedrático de geología, José Mangas a cope.es, "el magma sigue estando ahí, ha perdido fuerza, energía, pero va a estar meses, años echando gases y habiendo terremotos".

Pese a ello, el profesor Mangas pide a los palmeros y al resto de canarios "que la gente viva tranquila, Canarias son islas afortunadas. Es una zona volcánica activa, hay que ser precavidos, pero los científicos están pendientes de esa actividad para prevenir una nueva erupción".

Manuel, residente de La palma, en su casa de Tacande el 25 de febrero de 2022

Manuel, residente de La palma, en su casa de Tacande el 25 de febrero de 2022

Tras el rugir del volcán: nueva vida y nueva materia

Los trabajos sobre el terreno, además de tomar el pulso a la montaña incandescente, están aportando conocimientos y la posibilidad de contar con nuevos materiales para la vida cotidiana.

Por ejemplo, los investigadores buscan nuevos usos de las cenizas volcánicas como material de construcción: morteros, hormigones, bloques. Sería una forma de dar salida al problema generado por la enorme cantidad de ceniza acumulada durante los tres meses de actividad del volcán buscando además la eficiencia energética, micrometría, macrometría, pinturas inteligentes y ciclo integral del agua.

"La ceniza volcánica, aunque el término ceniza, no es el adecuado (porque la ceniza es todo material detrítico fragmentado que tiene menos de 2 milímetros), lo que tenemos alrededor de Los Llanos de Aridane, el El Paso y sobre todo más cerca del volcán es lapilli (el picón que decimos en Canarias) y cuando el lapilli se junta con el cemento da lugar al hormigón y ese hormigón lo vas a utilizar para hacer cualquier tipo de casa, obra pública, aceras, carreteras..." explica a cope.es el catedrático de geología al frente de los estudios. Por tanto, el Cumbre Vieja está aportando un árido de construcción, "sinerte que desde el punto de vista geoquímico está compuesto por sílice, alúmina, hierro, magnesio, calcio, manganeso y titanio" muy útil como base a la hora de construir o reparar carreteras o hacer un puerto, con ella se pueden hacer esos bloque de hormigón, los tetrápodos, que estamos acostumbrados a ver como rompeolas.

La lava incandescente que iba saliendo de las bocas del Cumbre Vieja, descendiendo por las coladas y que impresionaba tanto -sobre todo al caer la noche- arrasaba a su paso casas, carreteras y vida "toda la fauna que ha podido escapar se ha marchado, los que han quedado atrapados por las coladas o por el material piroclástico caliente han quedado abrasados, las aves que podían marcharse se han ido, pero pequeños lagartos han quedado abrasados por ese material que aún estamos sacando a 1.000º-1.200º", nos cuenta el profesor José Mangas que junto al resto de su equipo está viendo también como la vida se abre paso como ave Fénix entre las cenizas, "todo el pinar que estaba al lado de la fisura eruptiva quedó quemado por el volcán, y aunque estaba cubierto hasta la mitad, tapados por lapilli, los pinos canarios están sacando nuevas hojitas, se pueden ver como están brotando pequeñas acículas. En cuanto a la flora y fauna marina, los peces se han marchado y los invertebrados adosados al fondo, que no han podido escapar, han muerto".

Pero no solo los pinos, pese al temor de que la vida marina no se recuperaría en años, los científicos de la Universidad junto con los miembros de la Plataforma Oceánica de Canarias han podido comprobar como la vida ha vuelto a surgir bajo el agua, en los nuevos deltas volcánicos formados tras la erupción.

Marta Sansón, investigadora principal del departamento de Botánica Marina de la Universidad de la Laguna, mostraba, en "Herrera en COPE", la satisfacción al comprobar que hay vida, que después del drama de la erupción está surgiendo la vida. "Hemos tenido una sorpresa muy agradable al ver que ya la vida es bastante rica formada por los primeros organismos que suelen colonizar bajo estás colada, son organismos colonizadores de pequeño tamaño y sobre todo las algas. Son las primeras que están llegando, después llegarán los peces".

Hasta que el volcán entró en erupción, recuerda la bióloga, "en la costa oeste de la isla de La Palma, el fondo era básicamente de tipo arenoso y, generalmente, en los fondos arenosos la biodiversidad es mucho más reducida que la que vive en los fondos de piedra, de roca. Al transformarse en roca, estos fondos son mucho más ricos de lo que eran en el pasado".

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Marta Sansón, Botánica Marina de la Univ. De la Laguna: El fondo marino es más rico que el que teníamos

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La naturaleza se abre camino, sigue adelante. Para muchos canarios, muchos palmeros lo que ha pasado ha sido una tragedia, pero de todo hay que sacar un aprendizaje como que tenemos un planeta que es pura energía.

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