Crece el caos en el Gobierno por enfangar el CNI
La crisis de los espías no afloja y acentúa las diferencias entre La Moncloa y Defensa
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La fuerte apuesta por tratar de dar la vuelta a los acontecimientos y convertirse en víctima del escándalo Pegasus está desbordando al Gobierno que aparece irremediablemente enredado en la madeja del espionaje y además ahonda en su extrema debilidad en las Cortes.
“Lo esencial de una crisis no es cómo se plantea, sino cómo se resuelve”, defienden a COPE desde el Ejecutivo. Sin embargo, el círculo del Presidente deseaba apagar las llamas del fuego con ERC y demás costaleros parlamentarios lo antes posible. La ausencia de tal perspectiva ha llevado a La Moncloa a subir la apuesta con las intrusiones hace ahora un año en los móviles de Pedro Sánchez y de Margarita Robles para dejar en evidencia con el paso de las horas su estrategia de usar como un futurible “cortafuegos” a la directora del CNI, Paz Esteban.
El enconamiento a raíz del supuesto espionaje indiscriminado sembrado con los separatistas se enquista y entregar la cabeza de la jefa del Centro Nacional de Inteligencia sería un guiño a los socios. También hacia UP. Puestos a retratarse, la portavoz Isabel Rodríguez se ahorraba en su comparecencia posterior al Consejo de Ministros comprometer la continuidad de Esteban. “Cada momento tiene su afán. Estamos en la fase de aclarar qué es lo que ha sucedido y a quien ha sucedido. Esto es determinante para seguir avanzando en cómo corregimos”.
De hecho, la comparecencia a puerta cerrada de este jueves de Paz Esteban en la Comisión de Secretos Oficiales es contemplada entre colaboradores del Presidente como “un callejón sin salida”. Y ello cuando el guión oficial sostiene que los teléfonos de los miembros del Ejecutivo son permanentemente analizados, pero se insinúa que los recursos estaban sin desarrollar para detectar la infección de Pegasus. La evasiva revestida de falta de eficacia del CNI debería permitir a Sánchez salir ileso de una crisis que su equipo tardó en calibrar correctamente y en tomar conciencia de sus derivadas para poner en jaque la estabilidad de la Legislatura.
La Moncloa muestra sus cartas, pero también lo hace Margarita Robles que ha sabido apoyarse en el prestigio de Defensa. Que La Moncloa ponga en entredicho su negociado ha motivado “diferencias” con la ministra, según apunta la órbita socialista. Robles ha dado muestras de ir por libre y ha llegado a romper la estrategia de apaciguamiento ante el secesionismo desplegada por Félix Bolaños. Justo cuándo es necesario, le reprochan algunos, exhibir “mano izquierda”. Casi sin pestañear, el entorno presidencial mira al general Miguel Ángel Ballesteros, director del Departamento de Seguridad Nacional, como posible sustituto de caer la actual jefa del CNI.