La incertidumbre económica asesta un revés a los planes de Sánchez
La Moncloa ordena exhibir "confianza" frente al desaliento interno
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La orden emitida desde el Palacio de La Moncloa a todos los ministros es clara y precisa: “Exhibir confianza ante la ciudadanía”. El objetivo resulta explícito: Que no cunda el pánico dentro y fuera del Gobierno. La principal preocupación del núcleo duro de Pedro Sánchez es que su previsión de cabalgar a lomos de la recuperación económica quede diluida o, al menos, se retrase, ante la tensión inflacionista, el encarecimiento energético y la falta de suministros con las repercusiones lesivas que ello acarrea.
Quizá hasta límites que pongan al Ejecutivo en una situación imposible. Las llamadas desde el ala socialista a conservar la calma se multiplican cuando toma cuerpo una sensación, más presente en las federaciones que en la cúpula del PSOE, de que a Sánchez le cuesta “levantar cabeza”. Esa percepción se relaciona con el hecho de que la pretendida remontada política prevista para este otoño, cuando “todo lo bueno estaba por venir” como remachaban, continua sin visualizarse, en espera de que empezase a percibirse la salida a las crisis provocadas por la pandemia. Una hipotética recuperación debía ser premiada por la ciudadanía con un avance en las encuestas, pero aquella estrategia ha fallado en los cálculos. El PP está en condiciones de ser la fuerza más votada, con expectativas de lograr el Poder con apoyo de Vox.
Ante ese horizonte, el Gobierno remodelado tampoco ha supuesto un punto de inflexión, un antes y un después que haya permitido revitalizar el proyecto. Así, surgen dudas internas con unos efectos todavía por constatar y la opinión sobre la capacidad de Sánchez de revalidar su mandato hasta 2027 se conserva mayoritaria pero ya ha dejado de ser unánime, como lo era apenas unos meses atrás. Un clima interno de desaliento y ello resulta más llamativo cuando el Presidente ha cimentado el camino de los Presupuestos Generales del Estado para 2022, su clave de bóveda. Legislatura queda por delante, como siempre proclaman, pero cada vez menos.
En la calle Ferraz sostienen que en las últimas semanas esa “frustración” en sus filas ha podido acrecentarse porque las presiones en la coalición han sido máximas con la reforma laboral y la tensión entre el PSOE y Unidas Podemos ha estado en el centro del tablero. Sin embargo, inciden desde el cuartel general socialista, “hay que trasladar optimismo y tener aguante”. Ya han entrado en juego los guionistas de Sánchez que comparten la capacidad de una evolución de acontecimientos que pueden poner en jaque al Presidente. La Moncloa es consciente de la potencia de los nubarrones para debilitar al Ejecutivo y, lo que es peor, del carácter en parte imprevisible del reto entre sus manos.
La coyuntura se complica y el entorno presidencial reconoce “elementos a vigilar”, a pesar de aparecer enrocado en sus previsiones aprovechando la reducción del paro, el aumento de la recaudación fiscal y el “maná” europeo. Pedro Sánchez tirará de la estrategia de negación de las alarmas que en el pasado ya usó José Luis Rodríguez Zapatero. De hecho, aprovechará su comparecencia de este miércoles, 10 de noviembre, en las Cortes para informar sobre la Cumbre UE-Balcanes Occidentales del 6 de octubre y el Consejo Europeo de los días 21 y 22 del mismo mes echar balones fuera sobre las incertidumbres. Vienen curvas y, según el Gabinete, la situación es “coyuntural” y en ningún caso frenará el crecimiento previsto.
En La Moncloa existe, sin embargo, el temor a que la irritación se adueñe de una ciudadanía tocada tras año y medio de pandemia con sus limitaciones e impacto en los bolsillos domésticos. En su voluntarismo, el Presidente pintará un panorama de seguridad en el futuro. Explotará la recuperación y no quiere, bajo ningún concepto, que nada altere aún más sus planes. Aunque cada vez resulte más difícil a los suyos acertar con los vaticinios.