Marchena en estado puro

El juez Marchena, una vez más protagonista de la semana en el juicio del 'procés'

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Marchena en estado puro

Patricia Rosety, jefa de Tribunales de COPE

Publicado el - Actualizado

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Cuando Marchena dice, “mire usted, o, “vamos a ver”, todos nos ponemos en alerta porque va a decir algo importante. Y seguro que a los periodistas nos va a dar un titular. Y lo da. Esta semana, con los testigos de las defensas ha tenido muchos momentos. Lo han propiciado, lo han provocado. Marchena es muy claro, lo ha sido desde el primer día. Pide preguntas y respuestas de trascendencia jurídica.

Pero algunos testigos de las defensas, ayudados por algunos abogados, no están por la labor y “sueltan el mitin”. Ahí está Marchena, que corta cualquier opinión, mitin político o clase de historia o de derecho. Es respetable, pero no procede, no aporta nada a la causa. Y deja claro dónde está el testigo y ante quién. “No confunda el escenario, está usted ante la autoridad judicial”, le espetó a un mosso independentista, dispuesto a dar la batalla y que se “sosegó” al escuchar a Marchena. Se empeñaba en hablar en catalán y en decir que a él no le juzgaban cuando le preguntaba la acusación popular VOX. “Responda a las preguntas y diga la verdad, es usted un agente de la autoridad y sabe cuál es el papel del testigo en una causa penal”. Se percató de que estaba en el Supremo ante siete magistrados. Se debió impresionar. De lobo a cordero.

Pero el momento más sonado fue la declaración de un catedrático que profundizaba en el derecho a la autodeterminación y su adaptación en España. Marchena, indignado, interrumpió al testigo y dijo que “esto es un insulto al tribunal”. Se dirigió al abogado de Jordi Cuixart, Benet Salellas, que era quien interrogaba, y le dijo que “no podemos permitir, y usted lo sabe, que este juicio se convierta en una lección de un constitucionalista a los magistrados del Tribunal Supremo sobre la dimensión externa o interna del derecho de autodeterminación”.

Marchena marca la pauta y pone límites, a todos, también a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado. Da clases de derecho, que entendemos todos. Dice las cosas con educación, elegancia, y en algunos momentos con humor e ironía. Tiene paciencia, a veces mucha paciencia. Y en otros momentos se pone serio. Por ello gusta a gran parte de los españoles. Esta semana hemos visto a Marchena en estado puro.

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