Ministros del PSOE, dispuestos a agravar la crisis con Podemos por el "Sí es Sí"

Nadie, siquiera en La Moncloa, es capaz de negar las fisuras de la ley del “Solo Sí es Sí” y sus efectos sobre casos de agresiones sexuales. Pedro Sánchez, sin embargo, ha pretendido, zanjar la crisis cerrando los ojos ante la realidad de las revisiones a la baja de penas. Incluso, tras sufrir el revés del Supremo con el “caso Arandina”, el equipo presidencial ha ensayado, principalmente a través de la ministra de Justicia, Pilar Llop, un giro del discurso ensalzando el espíritu de la norma basada en el consentimiento y sosteniendo que una mayor protección de las víctimas pasa, además de las condenas, por implementar nuevos mecanismos de ayuda.

La tentativa de hacer pedagogía alejando el foco del reajuste de las penas para centrarlo en un refuerzo del amparo de quienes han sufrido la violencia sexual ha resultado un fracaso. La formulación como argumentario ha perdido peso con el paso de los días, a pesar de buscar ahorrarse una batalla con Podemos que ha hecho de la salvaguarda de su proyecto estrella una línea roja. Frente a la alarma social, ha habido voces desde el PSOE como la de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha hablado abiertamente de reformar la ley. “Nunca hay que tener ningún tipo de prevención a las modificaciones de leyes”, llegaba a advertir en público.

El término alerta se queda corto para definir el estado de ánimo en las alturas socialistas. Hay ministros en guardia: “Estamos perdiendo la batalla ante la opinión pública”. ¿Y entonces qué? “Hay que frenar a Podemos”, responden taxativos. Fuera de los muros de La Moncloa, la percepción de ámbitos autonómicos y municipales del PSOE es precisamente la misma. Esto es, la necesidad de corregir la norma de Irene Montero. “Eludir el problema es peor todavía que enmendarlo”, aseveran federaciones y apuntan sin disimulos a la obligación de un cambio de Sánchez. “El Presidente debe asumir que no hacer nada nos está haciendo mucho daño”.

“Esto se nos va de las manos”, inciden dirigentes socialistas que carecen de explicación para la contención de Sánchez ante la cerrazón de la responsable de Igualdad. “Vamos fuertes”, vienen subrayando en el equipo de Montero. La ministra está volcada en una batalla cruenta capaz de destrozar la coalición de Gobierno. Una hipótesis tan incómoda como tozudamente rechazada por La Moncloa. Es lo que parece en juego. Cerca de 180 normas aprobadas en el Congreso. Es la cifra a la que gusta aferrarse el entorno presidencial para sobrevolar el ruido y hasta presumir de que la salud de la sociedad de intereses mutuos PSOE-UP es “óptima”.

El coste que asume el mismo Pedro Sánchez es cada día que pasa más grande. Por eso, ha tratado de parapetarse en un supuesto éxito de sus medidas económicas y planes anticrisis como salida a las múltiples trincheras abiertas. Los suyos, entretanto, observan con impotencia cómo las cosas se van de las manos y la ciudadanía les señala con el dedo.