La Moncloa cede a Podemos el desquite con Lesmes por censurar a Sánchez
La prioridad del ala socialista del Ejecutivo es una: centrar el tiro en el PP buscando su erosión y descartando la oferta lanzada por Pablo Casado
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En la Moncloa la censura de Carlos Lesmes a la injerencia desplegada en su momento por el mismo Pedro Sánchez para justificar los indultos a los líderes del procés ha caído como una bomba. El entorno del presidente ha rezumado en las últimas 48 horas malestar, a pesar de evitar verbalizarlo, huir de la colisión, más allá de reproches etéreos como el de este martes de la portavoz, Isabel Rodríguez, apenas un “hemos de respetarnos” en comparecencia posterior al Consejo de Ministros, o algún aviso más en pasillos del estilo “Lesmes sabrá qué hace”.
La también titular de Política Territorial eludió recoger ese capote y solo en la enésima pregunta de los periodistas se limitó a reseñar que el Gobierno respeta las opiniones del presidente del Consejo General del Poder Judicial, pero que nuestro país hay separación de poderes “y hemos de respetarnos”, según deslizó sucintamente. En una demostración evidente de su incomodidad, Rodríguez abogó entre risas por poner fin a la rueda de prensa: “Yo no sé cuántas [preguntas] llevo ya, pero en algún momento tendremos que cortar. El secretario de Estado [de Comunicación] me podría apoyar”. Quiso zanjar así la ministra cualquier intento de ahondar en el choque institucional abierto entre los dos poderes, el legislativo y el judicial.
El trabajo sucio contra el presidente del Supremo ya había sido asumido en redes sociales por Unidas Podemos. “Lesmes gana 11.770€ brutos al mes. Más de 10 veces el SMI. Fue elegido para un mandato de 5 años. Lleva más de 33 meses con el mandato caducado y sin legitimidad democrática. Haz la cuenta y vuelve a preguntarte por qué no dimite”. Así lo puso en su diana Pablo Echenique, portavoz parlamentario morado. Su presidente, Jaume Asens, incidió en la reprobación. “Es una vergüenza escuchar un presidente de los jueces, con el mandato caducado y sin legitimidad democrática, cargar contra un gobierno salido de las urnas”.
Mientras, la prioridad del ala socialista del Ejecutivo es una: Centrar el tiro en el PP, buscar su erosión, descartando la oferta lanzada por Pablo Casado de una reforma de la mano del sistema de elección de los jueces. “¡Basta de excusas!”, profirió en su escenificación Isabel Rodríguez. El modelo vigente, a ojos del equipo presidencial, prevalece y, por tanto, lo seguirán abanderando. También insisten en borrar toda posibilidad de contacto directo de Sánchez con Casado. “No vamos a aceptar condiciones. Los populares deben renovar”. Es el recado lanzado desde la Moncloa, aun cuando asumen carecer de margen de maniobra.