La Moncloa limita la entente con Arrimadas a la reforma laboral

Descuentan conservar los socios tras el “paréntesis” de la convalidación del decreto

La Moncloa limita la entente con Arrimadas a la reforma laboral

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Nadie teme por el futuro del Gobierno de coalición pero conforme se acerca el “día D”, este jueves 3 de febrero, se amontonan dudas. Ya no es solamente que las tensiones entre el PSOE y Unidas Podemos queden servidas a diario, es que, además, bullen los socios habituales. Las derivadas están por ver... O no... “El viernes arranca otro capítulo”, zanjan en La Moncloa.

Y es que colaboradores de Pedro Sánchez visten la convalidación de la reforma laboral con la alternativa de Ciudadanos como un factor “puntual” para la consecución de un bien mayor en favor del interés general. La norma, en palabras del Presidente, es “buena” y “necesaria” para “nuestros trabajadores”, pero ante todo para “la gente joven”. Y si ello resulta insuficiente para remover conciencias, cabe tirar de los esfuerzos de su Gobierno en “reconstruir consensos rotos a principios de la década de 2010” para dejar la pelota sobre el tejado de las Cortes.

El perímetro de juego presidencial con los naranjas queda delimitado al decreto. Y tal cual se ha hecho llegar a la mayoría de la investidura. Tras lograr los votos de Inés Arrimadas y los suyos, de acuerdo con sus intereses, la determinación de Sánchez pasa por conservar a los necesarios costaleros parlamentarios. Nunca es conveniente para un Ejecutivo en minoría tensar demasiado la cuerda con apoyos preferentes que le han sacado adelante dos Presupuestos Generales del Estado. Sus votaciones han seguido siendo en consonancia con la coalición, pero nadie cercano al Presidente duda de la necesidad de concesiones en futuras negociaciones.

Desde La Moncloa insisten en atribuir “a las circunstancias” tirar de la suma de Ciudadanos y pequeños partidos. De esa manera ha sido asumida la llamada geometría variable y descartan daños por una maniobra que se sabe de difícil digestión para los aliados parlamentarios. Y tanto o más es la vía naranja para los morados arrastrándola Yolanda Díaz en el mismo andamiaje de su proyecto político de izquierdas. Siempre puede darse un giro imprevisto a contrarreloj. La disposición de Pedro Sánchez de seguir su rumbo junto a ERC, PNV y Bildu es absoluta, a pesar de echar una partida con Ciudadanos.

El campo de batalla viene llevando a a contactos en paralelo. De un lado, la voluntad de Díaz de atarse al mástil de Frankenstein, con ERC a la cabeza, choca contra el muro de sus órdagos. Y ello aunque ella ofrezca sin luz ni taquígrafos compromisos a futuro. Por el otro, Sánchez ha ordenado esmerarse sobre la base de un decreto intocable. Así, Félix Bolaños busca al PNV – entregada ya la transferencia del Ingreso Mínimo Vital - sin, por ello, dejar de “ensanchar mayorías”. Intramuros del complejo presidencial “no se contempla otra opción”. Dan por descontado que los números van a salir, pero pueden jugársela - al menos, de momento - a un resultado ajustado.

La ayuda naranja se abre así paso por requisitos del guión. Permite momentáneamente a Pedro Sánchez vender un enésimo giro al centro, además de “poner en su lugar” a Yolanda Díaz cuyo uso del Ministerio de Trabajo viene causando serias suspicacias en el PSOE. Más aún cuando los podemitas reivindican la “agenda propia” de la vicepresidenta y su “autonomía” para actuar.

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