Podemos busca protagonismo abriendo un cisma en Moncloa por el precio de la luz

La imparable escalada de la luz tensa las costuras de la coalición. Unidas Podemos ha hallado en el problema una oportunidad para saciar su sed de protagonismo y en ningún caso parecen dispuestos a esperar soluciones del sector del PSOE. Hasta el punto de desafiar la autoridad de Pedro Sánchez que ha encomendado a su vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, la tarea de evaluar medidas adicionales. “Es la máxima responsable”, subrayan desde La Moncloa.

El calado de las iniciativas a aplicar está enfrentando a los socios del Gobierno. Los morados ya han registrado en las últimas horas en las Cortes su propuesta para crear una empresa pública, Producción Energética Española sería su nombre, destinada a la producción de electricidad. Y lo han acompañado de un aviso: La también ministra de Transición Ecológica “abrió la puerta este verano a esa posibilidad”. Tal recordatorio permite a Unidas Podemos tratar de imponer su apuesta como ya ha hecho en diferentes ocasiones en otros asuntos donde el PSOE partía incluso de una posición contraria, pero que terminó por plegarse a su voluntad. La inminente subida del Salario Mínimo Interprofesional es una demostración de triunfo del socio minoritario.

Buena nota de ello ha tomado Ione Belarra. La ministra de Derechos Sociales y lideresa de Podemos ha aventurado que la pugna interna está servida bajo el eufemismo de la palabra “debate”. “Debe ser objeto de debate en el Gobierno, lo está siendo ya, y yo confío que se resuelva como se han resuelto otros temas, como el SMI”, según ha sentenciado Belarra dando cancha a la existencia de un marco legislativo suficiente para actuar con celeridad. Tras manifestarse en estos términos, parecen agrandarse las presiones sobre Ribera que viene dando señales de estar desbordada, a pesar de contar con la confianza de Sánchez.

Incluso círculos socialistas juzgan con ojos críticos la “poco afortunada” comparecencia de la vicepresidenta tercera en la Cámara Baja tras llegar a admitir un encarecimiento de la factura un 25% en los hogares con la tarifa regulada y pedir “empatía social” a las eléctricas. La Moncloa pulsó el botón del control de daños y Pedro Sánchez vendió 48 horas después hacerse cargo de la preocupación social, defendió su gestión y abogó sin concretar por nuevas acciones, eso sí, dentro del marco regulatorio europeo. Y ello mientras el equipo presidencial apostaba abiertamente por redoblar la pedagogía ante el desgaste entre la ciudadanía.

En este caldeado ambiente, con llamadas incluidas de UP a tomar las calles, extremo tachado de “deslealtad” desde el ala socialista, la apuesta por una compañía estatal es rechazada como solución al ver inviable que una empresa pública alcanzase la suficiente dimensión como para impactar en el precio de la luz, toda vez estaría sometida a las mismas reglas de mercado que las demás eléctricas. “Decir lo contrario, exhortan, sería generar falsas expectativas”.