El PSOE baraja ya tres fechas de 2023 para las elecciones generales
Los socialistas arrastran el subidón con la aprobación de facto de los Presupuestos Generales del Estado y se encomiendan a las siete vidas de Sánchez.
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El futuro nunca está escrito. Sin embargo, el laberinto de variables en manos socialistas cada vez se pone más cuesta arriba la intención de cabalgar a lomos de la economía para mejorar sus expectativas electorales. Pedro Sánchez ha hecho de la recuperación un mantra que sus estrategas convertirán en eslogan a vincular con las siglas del PSOE ante los españoles.
El sentimiento en las filas socialistas es de irresistible euforia después de aprobar de facto los Presupuestos Generales del Estado para 2022. Todos advierten de la necesidad de ese subidón, puesto que casi nada, de momento, transcurre según las previsiones del Gobierno, contagiadas por la fragilidad del escenario, las turbulencias del sector energético, temores a repuntes de la inflación y a los suministros menguantes. La concatenación de incertidumbres ha abierto además la espita a la protesta en la calle y ha llevado al entorno presidencial a retrasar los réditos de su gestión en el mercado de la opinión pública.
Encomendados a las “siete vidas” atribuidas desde las alturas a Sánchez, el ambiente en La Moncloa se ha tornado más preventivo, monitorizando la temperatura social en la sala de máquinas, y sin saber tampoco el número de averías deberán afrontar en su recorrido. El PSOE enfilan el final de 2021 con la Legislatura atornillada, pero sin poder alumbrar en qué situación estarán dentro de 12 meses. Descuentan la determinación de Sánchez de llamar a las urnas en 2023, a pesar de algunos rumores sobre la posibilidad de situar las generales el próximo año. Al Presidente corresponde apretar el botón nuclear pero, en medio de especulaciones, los socialistas barajan a día de hoy tres posibles escenarios. Todos en el tramo final del mandato.
Con partidarios y detractores para cada posibilidad, Pedro Sánchez podría actuar como hizo en 2019 y convocar en abril de llegar a ver complicado en esta nueva ocasión para la organización retener en mayo su poder territorial. Otra alternativa, sin precedentes hasta ahora, pasaría por un superdomingo junto a municipales y autonómicas. Sánchez siempre ha sido contrario a tal posibilidad, aunque podría pensar en la conveniencia de dar ese salto ante un desgaste de su Gobierno y aprovechar el empuje de barones, particularmente de quienes gozan de más fuelle como Emiliano García-Page o Guillermo Fernández Vara. El castellano-manchego llegó a cosechar más de 10 puntos en sus autonómicas de 2019 que Pedro Sánchez en la repetición de las generales de noviembre de ese mismo año. En el caso del extremeño fueron 8 puntos de diferencia.
Hasta otros cinco líderes regionales (Murcia, Asturias, Baleares, Castilla y León o La Rioja) también mostraron más músculo y capacidad de seducción del votante en sus urnas regionales que Sánchez en unas generales en las que gozaba aparentemente de uno de sus mejores momentos y además competía con un centro-derecha dividido en tres siglas. A la espera de comprobar el estado de la “marca Sánchez”, sobrevuela la tentación de abrazarse a los barones. Y finalmente, contemplan el otoño de 2023 o, al límite, el inicio de 2024. Cumpliría así con el compromiso de agotar la Legislatura.
“El Presidente decidirá llegado el momento”, remachan los suyos. Como corresponde y, qué duda cabe, Pedro Sánchez elegirá el mejor momento para sus intereses de disolver las Cortes, precisamente cuando la recuperación económica se deje sentir entre la ciudadanía.