Sánchez baja los humos a Iglesias para sortear el calvario por delante

El Gobierno confía en que su renuncia a presentar unos nuevos PGE carezca de coste alguno para sus intereses. Hasta cree solventar la irritación de Podemos

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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El agotamiento del proyecto de Pedro Sánchez quedó finalmente en evidencia cuando él mismo careció de empacho en verbalizar su renuncia a presentar unos Presupuestos Generales del Estado para 2019. Sánchez consumó un viraje en marcha desde hacía semanas y, a todas luces, inequívoco cuando La Moncloa adujó que apenas quedaba tiempo para la negociación y los secesionistas siguen enrocados en el “no”.

El jefe del Ejecutivo ha traicionado otro compromiso y hará lo contrario de lo que prometía. Así aprobará su agenda social, una parte, a golpe de reales decretos o de modificaciones presupuestarias, evitándose así el desgaste que conlleva suspender la asignatura más importante. Lo decisivo, según Sánchez, es materializar su políticaminimizando la relevancia de los presupuestos en sí mismos. La controversia entre una vía u otra resulta accesoria para Pedro Sánchez, aunque en ningún caso para Pablo Iglesias, el aliado preferente, que ha dado por truncada la Legislatura ante una prórroga de las cuentas de Mariano Rajoy.

Pero Sánchez sueña que eso no va a tener ningún coste para él. Gobierno y Podemos parecían haber considerado que se necesitaban y que debían ir de la mano. Eso es, desde luego, lo que plantearon Sánchez e Iglesias. Sin embargo, son adversarios políticos y se disputan el mismo espacio electoral de izquierdas, con lo que la desconfianza y las discrepancias pesan siempre mucho más que las coincidencias. El propio Pablo Iglesias auguró “la presión va a ser tanta” como para que las elecciones generales pudieran celebrarse “mucho antes de lo que muchos se imaginan”. A nadie se le escapa que la cohabitación entre un Sánchez en declive y un Iglesias necesitado de marcar distancias va hacerse muy cuesta arriba.

El Gobierno, que ha dejado retratarse al secretario general de Podemos como su intermediario junto a los independentistas en la cárcel, considera a los morados “necesitados de buscar su espacio, de tener relato propio”, e irá a más según se acerquen las urnas, pero nada más. “Están entregados a la causa”. Eso es lo que piensan colaboradores del Presidente, que concluyen ante la Cadena COPE que situar al Gabinete contra las cuerdas, por ejemplo, con una cuestión de confianza, sería “un suicidio” para Podemos.

El mismo Sánchez dejó entrever su falta de temor a una ruptura con Iglesias. “Escucho todas las opiniones, pero el Gobierno decide por sí mismo”, advirtió sin medias tintas al líder de Podemos que recientemente ya ha chocado con la cruda realidad ante la renovación del Consejo General del Poder Judicial, con visita incluida de Iglesias Sánchez a La Moncloa en el intento fallido de colocar a Victoria Rosell. Los roces con los morados por el órgano de gobierno de los jueces irritaron a Sánchez, volcado en negociar con el PP ante un deseo inicial de Podemos de quedarse al margen de las negociaciones. Hasta que cambió de opinión.

Y, ahora mismo, enarbolando la necesidad de generales, ha dado un paso más allá para amenazar a Sánchez, mientras Iglesias, por cierto, comienza a preparar la “maquinaria” para unas posibles elecciones anticipadas. La relación entre ambos es cordial, aunque desconfíen, y prometen amontonarse los cambios en las formas y en la sintonía. La voluntad del jefe del Ejecutivo sigue siendo “aguantar”, “aguantar todo lo posible”. Como mínimo, otoño de 2019. Veremos hasta donde llega el calvario que le espera, aunque crea poder sostener a su vera a socios que, sin querer aparecer atrapados por Pedro Sánchez, le acompañen en esta compleja travesía. 

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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