Sánchez desoye las alarmas y cree tener su mandato bajo control

La Moncloa saca pecho de que el Presidente sabe a dónde va, a pesar del nerviosismo en parte del PSOE

Sánchez desoye las alarmas y cree tener su mandato bajo control

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Comparen y saquen sus propias conclusiones, emplazan una y otra vez desde La Moncloa. Hace un año, la fotografía que arrojaba España era la de un país haciendo frente a un futuro incierto. Hoy, de aquellas sombras se ha pasado a “cuán grande será” la remontada. El guión, bajo la luz de la propaganda, encaja en el venteado fin de la pesadilla bajo una generalizada vacunación y el despliegue de los fondos europeos como los resortes del optimismo de Pedro Sánchez.

El núcleo duro presidencial incide en esas dos instantáneas, la de la España de ayer y la actual, y sacan pecho ahora de los Presupuestos Generales del Estado y la reforma laboral y de las pensiones como logros a exhibir y a grabar en el frontispicio como alarde de que Sánchez “sabe a dónde va”. Ello sirve para enarbolar que el Ejecutivo “tiene rumbo” y que, gracias al mismo, la recuperación aún incipiente acabará siendo percibida por la sociedad española.

En La Moncloa contextualizan tanto la inquietante sexta ola del coronavirus como la desbocada subida de los precios. Las dos espadas de Damocles ante las promesas de Pedro Sánchez de crecimiento económico son presentadas como “fenómenos transitorios”. De hecho, aseguran manejar previsiones según las cuales la situación epidemiológica mejorará “en cuestión de semanas” y sostienen que la inflación, en contra de las luces rojas encendidas en Economía, en ningún caso adquirirá un carácter persistente durante los próximos meses.

Al albur del cumplimiento de esos pronósticos, Sánchez se presentará ante los suyos este viernes, 7 de enero, en el Comité Federal del PSOE convocado para abrir el curso vendiendo un horizonte muy alejado de análisis que prevén una concatenación de desastres en las urnas para sus propias siglas con una primera parada el 13 de febrero en Castilla y León. En La Moncloa y en Ferraz aseguran disponer de encuestas internas que empiezan a arrojar una mejora de las expectativas ante el ciclo electoral en ciernes “y la ventaja añadida, en su opinión, de que nuestro rival es Pablo Casado”. En todo caso, el escepticismo cunde a micrófono cerrado.

Colaboradores de Sánchez asumen que flota un cierto desasosiego en el partido, de que les va a tocar apechugar con “el ruido” del PP, pero inciden en la necesidad de desplegar confianza “y aguante”. En privado, dirigentes socialistas caen en el nerviosismo: “Las previsiones, de no llegar a cumplirse, nos llevarán por delante”. En las actuales circunstancias ya nada puede darse por seguro. Dejando aparte las discrepancias, cada vez más inevitables, que provoca el hecho de ser un Gobierno de coalición, PSOE-UP, hasta los supuestos socios, desde ERC a PNV pasando por Bildu, son mirados de reojo. Y las urnas cada vez están más cerca.

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