Sánchez usará la moción de Vox como “pegamento” de su mayoría
En La Moncloa se frotan las manos ante un debate que difuminará el papel de oposición de Casado
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“El Presidente saldrá atornillado al sillón de La Moncloa”. El vaticinio sobre la moción de censura de Vox es unánime desde el entorno de Pedro Sánchez. Justo el efecto contrario que pretendería, con su puesta en escena, Santiago Abascal pregonando su guerra sin cuartel al Gobierno. Ante la tranquilidad proporcionada por la aritmética parlamentaria, los de Abascal se quedarán solos en el intento de sumar votos a los 52 de su propio grupo, el equipo del jefe del Ejecutivo buscará beneficiarse del debate que arranca este miércoles en las Cortes.
Será a las 9:00 horas. La cita parecía llegar con Sánchez figurando a esa hora como protagonista de la inauguración de una nueva edición del Forbes Summit Reinventing Spain, foro organizado por la revista de información financiera y de negocios. De haberse mantenido el compromiso agendado, el Presidente se hubiese perdido la intervención de Ignacio Garriga, cartel a las urnas en Cataluña y encargado de justificar las razones de la censura, aunque habría llegado después al Congreso a seguir el alegato del candidato Abascal. Una singular manera de ahondar en la estrategia de ningunear la iniciativa de Vox, según se barajó ante el silencio inicial de La Moncloa. No obstante, Sánchez estará desde el inicio en la sesión parlamentaria.
Está por ver todavía si Sánchez reparte juego entre sus ministros o lleva en solitario la réplica de la moción. La Moncloa quiere que el debate, aunque carezca de emoción sobre su desenlace, sirva de acicate para unir alrededor de la figura de Sánchez a los socios de la investidura. “Abascal es puro pegamento”, según aseveran a la Cadena COPE en fuentes oficiales. Todo un recordatorio a ERC y demás hiperventilados costaleros con las cuentas públicas en pista de salida.
Y es que, superado el lance de Vox, Sánchez y Pablo Iglesias presentarán mano a mano con todo el boato un proyecto de presupuestos que aprobará el Consejo de Ministros el 27 de octubre. El mismo que, pese al manguerazo europeo, permitirá encarrilar una Legislatura de alto riesgo, con un país económicamente arruinado y socialmente explosivo.
El Gabinete empezará a jugar sus cartas en la Cámara Baja. En este sentido, se frotan las manos con la difícil papeleta de Pablo Casado. Por un lado, al diluirse durante el debate como líder de la Oposición que está llamado a forjar la alternativa de centro derecha a Sánchez. Por otro, en ningún caso puede conceder al Gobierno la recurrente pedrada de su presunta tendencia a identificarse con Abascal. Y, para colmo, lo mantendrán sentado en su escaño durante todo el miércoles.
Siendo la intervención de los representantes de cada grupo de menor a mayor, y en su caso tasado a diferencia del impulsor de la moción y del Gobierno sin límite de tiempo alguno en la tribuna, el turno del PP - probablemente a través de su portavoz Cuca Gamarra - llegará el jueves, cuando también se lleve a cabo la votación.
En La Moncloa, por cierto, han venido descontando una abstención de los populares que quedarán atrapados en medio de una polarización buscada tanto por Pedro Sánchez como por Santiago Abascal a quien los estrategas presidenciales vienen pronosticando una subida limitada pero constante en los sondeos, al menos, de aquí hasta las catalanas del 14-F.