El temor al desgaste de Sánchez por su implicación en el 13-F sobrevuela el PSOE

Las urnas en Castilla y León, seguidas de un adelanto en Andalucía, obligan al presidente a ejercer equilibrismos. Y es que el fracaso electoral ya llevó su nombre en Madrid

El temor al desgaste de Sánchez por su implicación en el 13-F sobrevuela el PSOE

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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Equilibrio, según la definición de la Real Academia Española, es el “estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente”. En clave política podría asociarse con la situación de Pedro Sánchez. En una encrucijada. Así se halla el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. Su equipo defiende poner a toda la organización al servicio de la campaña de Luis Tudanca en la carrera electoral de Castilla y León, pero bajo la evidente pretensión de blindar la figura de Sánchez.

Ferraz afronta la contienda con la idea de calibrar la implicación de Pedro Sánchez en la campaña. El programa pasa por una “intensa pero estudiada presencia”. Ahí está el quid de la cuestión. El presidente ensayaba este domingo desde Palencia la estrategia de usar la escena para lanzar los mensajes triunfalistas sobre su andadura al frente del Gobierno. A Tudanca reservó en total 4 minutos de los 24 de su discurso para darle el consabido respaldo, mención reiterada incluida en defensa de agricultores y ganaderos. Y ello pese a estar ante la puesta de largo como aspirante a la presidencia de la Junta. “Se busca dejar al candidato espacio para visualizar su agenda”, defienden cercanos a Sánchez. Todo suena demasiado a evitar salpicaduras.

En ningún caso van a caer en el error de convertir de facto al presidente en el candidato, tal y como el ex jefe de Gabinete, Iván Redondo, hizo con él contra Isabel Díaz Ayuso en las madrileñas del 4 mayo. De hecho, los efectos de aquella estrategia de confrontación directa, reconocen los socialistas, persisten en las encuestas a favor del PP en gran parte de España. Izar la bandera del antisanchismo resultó muy rentable a la presidenta de la Comunidad de Madrid. “La transversalidad de Díaz Ayuso – la capacidad de arrastrar votos de caladeros a derecha e izquierda – llegó a ser imbatible”, rememoran ahora implicados en aquella campaña.

En el cuartel general del PSOE entienden que Pablo Casado pretende ganar impulso de un escenario en Castilla y León igualmente idóneo para sus intereses, capitalizando Alfonso Fernández Mañueco el hundimiento de CS y ante un avance por determinar de Vox. Con todo, la pretendida cuadratura del círculo socialista busca frenar consecuencias nacionales de un fracaso el 13-F, seguido del adelanto en Andalucía, tal vez para junio, según auguran desde la sala de máquinas socialista en cuyo seno desconfían de un sorpresivo golpe de mano de Juan Manuel Moreno Bonilla. La mayor inquietud en Ferraz es que sendas contiendas logren marcar una suerte de efecto dominó sobre los distintos comicios hasta las generales.

Y la prioridad de Pedro Sánchez pasa por mantener el rumbo hacia 2023, en espera de constatar si debe sumar, o no, nuevos giros de timón a su andadura. Asumido un panorama poco halagüeño, sigue no obstante de espaldas a la realidad, aún incierta, de un cambio de ciclo en ciernes. Si los tiempos han variado de manera definitiva lo dirá la sucesión de urnas, pero en La Moncloa se resisten a darle carta de naturaleza y sostienen, a pesar de extenderse el desasosiego entre las filas socialistas, que “Casado se equivoca si cree llegar al Poder la próxima Legislatura”. Ignora lo que le espera de aquí a entonces”, trasladan crípticos.

Por ahora, Sánchez se ha zambullido en una lid electoral sin opciones de triunfo y además con el borrón de Alberto Garzón al descubierto. El presidente fue recibido en Palencia entre abucheos de ganaderos y agricultores. En la protesta, se vieron pancartas con consignas como "Garzón, cese o dimisión" o "Sánchez, échale". Como facilitador de la tarea al PP, carece de precio el ministro de Consumo. De ahí que cuenten en La Moncloa del hartazgo de Sánchez con un Garzón dado por “amortizado”, pero capaz de sostenerle el pulso y atornillarse a la silla. Darle la espalda en el actual ambiente electoral y dejarlo solo en su ataque al sector cárnico desde el ala socialista en ningún caso ha servido para ocultar la falta de autoridad del presidente sobre los titulares de Unidas Podemos. “Lo que se ve, de nuevo, es lo que hay”, han vuelto a admitir de puertas hacia adentro en el PSOE, indignados con el titular de Consumo contra el que arrojan su afición por pisar charcos que difiere de su “testimonial actividad” gubernamental.

La crisis ha derivado en un choque más en el seno del Gobierno. Culebrón aparte, con sus diferencias, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz aparecen alineados en la vocación y la necesidad de insuflar vida a la coalición, con la determinación además de extender la fórmula del pacto PSOE-UP una Legislatura más, aunque en el camino ambos deban hacer de tripas corazón.