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La libertad de expresión es un derecho constitucional. Vivimos en un país en el que todo el mundo opina de todo, incluso aunque no sepa del tema. Al Ministro de Justicia le han caído críticas por todos lados tras sus manifestaciones en COPE, el pasado lunes con Carlos Herrera, sobre el problema singular, que todo el mundo sabe, del juez del voto particular de la sentencia de “La Manada”. Gran parte de España considera que ha metido la pata, al menos en la España judicial y periodística. Todo el mundo se puede equivocar. Pero Rafael Catalá insiste a COPE en que sus manifestaciones tienen base y con el tiempo se verá. Ratifica su confianza en la Justicia profesional e independiente de alta calidad, que existe en España. No entiende que el CGPJ no actúe cuando tiene que hacerlo, que no ejerza su responsabilidad. Y se pregunta por qué el Ministerio que él dirige no puede opinar sobre los problemas de la Justicia, por qué puede hacerlo todo el mundo y no su departamento. “Hace daño no afrontar los problemas”.
Fuentes del Consejo General del Poder Judicial, consultadas por COPE, manifiestan que “a nadie se le niega el derecho a opinar, pero no se puede socavar la confianza del mundo de la Justicia”. Las asociaciones de jueces se limitan al derecho constitucional de la libertad de expresión. Y algunos jueces no asociados, señalan a COPE que Catalá “dijo lo que dijo y sabe por qué”. Para estos magistrados el CGPJ no hace su trabajo. Y consideran que “las asociaciones han pecado de ingenuas porque se han metido en un asunto político entre el Ministerio de Justicia y la Presidencia del Poder Judicial”. Conocido es que las relaciones no son buenas.
Las asociaciones de jueces y fiscales, con convocatorias de movilizaciones y huelga incluidas, piden la dimisión. Y van a aprovechar esta situación para hacer más ruido. También se quejan de la falta de apoyo del CGPJ de Lesmes, solamente les han escuchado ahora, cuando ya no queda mucho tiempo de mandato. Desde el Poder Judicial manifiestan que no es buena idea pedir la dimisión de nadie, como tampoco les gusta que se inmiscuyan en su terreno. Los jueces son muy celosos de su trabajo y muy corporativistas. Consideran necesario que la situación se calme y todo vuelva a su cauce. “El ambiente nacional no es bueno y lo que faltaba era esto”.
A muchos les ha extrañado esta salida de Catalá, un Ministro que recondujo los desastres de Gallardón, que apagó bien los fuegos, sensato, ecuánime y con buena relación con los operadores jurídicos, manifiestan. En estos días de puente Catalá apenas ha recibido apoyos públicos, pero sí privados, comentan desde el Ministerio. Y los ha recibido de algunos jueces, de políticos y de miembros de profesiones jurídicas. Incluso desde el CGPJ.