Boris Johnson reacciona… ma non troppo

El gobierno británico se limita a dar consejos sobre el coronavirus

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Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El primer ministro británico ha empezado a alinearse con sus colegas europeos a la hora de enumerar medidas y precauciones contra la pandemia. Los consejos que ha dado en la rueda de prensa de este lunes se parecen bastante a las consignas de España, Italia o Francia, e indican un cambio de rumbo en la estrategia frente al coronavirus.

La gran diferencia es que Boris Johnson se queda en la categoría de “recomendaciones”. Si uno escucha su discurso completo, y las aportaciones de sus asesores científicos, recopila mucha información. La suficiente para jugar a unir los puntos y tomar decisiones drásticas. Pero de las autoridades, hoy por hoy, no salen órdenes ni decretos. Solo ideas.

Dice que prohibir los eventos sociales o cerrar centros de estudio “no serviría de mucho” y, en la práctica, hace recaer en la conciencia de cada individuo la toma de decisiones.

Hace hincapié además en la importancia de trabajar desde casa siempre que sea posible. ¿Medidas financieras? ¿Incentivos legales? ¿Prohibiciones cautelares? Ni mencionarlo.

Los nuevos consejos

El gobierno del Reino Unido pide que todo el mundo aumente la llamada “distancia social” y que se evite acudir a pubs, teatros, restaurantes o similares. En el caso de las personas mayores de 70 años, embarazadas o enfermos, invita a extremar la precaución.

Quien tenga síntomas, o viva con alguien que los tenga, debe aislarse durante 14 días (hasta ahora, Boris Johnson pedía solamente una semana de reclusión) y evitar acudir a urgencias si no es necesario.

No se debe salir ni siquiera para comprar alimentos o artículos de primera necesidad, salvo para hacer ejercicio, y en ese caso a una distancia segura de los demás. Evidentemente, todo esto en la medida de lo posible. Y en cualquiera de los casos, con el mínimo contacto social.

Las contradicciones

Ni se cierran colegios ni se dan instrucciones a los empresarios. De alguna manera, Boris Johnson pone sobre los hombros de los adultos -sean padres, asalariados o empresarios- todo el peso de la responsabilidad. Los contagios de mañana serán consecuencia de las omisiones de hoy. O no. Pero los niños tienen obligación de ir a clase; los bares, si cierran, no recibirán ayuda alguna; los empleados no pueden decidir por su cuenta si teletrabajan; etcétera.

Tampoco se obliga a cancelar los eventos multitudinarios pero, desde mañana, los servicios de emergencia no acudirán a darles cobertura, ha advertido Johnson. ¿Una forma de disuadir a los organizadores? La realidad es que el mundo del deporte y la industria del espectáculo ya han empezado a anular por su cuenta conciertos, competiciones y galas. Pero asumiendo el coste, claro. Mientras no haya orden gubernamental, los seguros no se hacen cargo de nada.

Entre otros, la Premier League, la Royal Opera House, la carrera de caballos Grand National y todos los grandes teatros del West End londinense se han adelantado ya a echar el cierre.

Y la gran pregunta

Si Boris Johnson afirma que “sin medidas drásticas, los casos podrían doblarse cada 5 o 6 días”, ¿a qué está esperando?

Su respuesta, a 16 de marzo y con 55 muertos, es la siguiente: “Estamos pidiendo a la gente que haga algo que es muy difícil y perturbará sus vidas. Y el momento adecuado, como siempre hemos dicho, es hacerlo cuando sea más efectivo, cuando pensemos que puede marcar la mayor diferencia para frenar la propagación de la enfermedad, reducir el número de contagiados, reducir el número de fallecidos”.

“Y queremos asegurarnos de que el período de blindaje, el período de máxima protección, coincida con el pico de la enfermedad”. Palabras respaldadas por sus dos asesores científicos.

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