Comienza la repatriación de los Rohinyas, sin garantías ni supervisión de la ONU

“Quieren volver a casa, pero sólo cuando se sientan seguros”, según la directora de Human Rights Watch para el sur de Asia

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Comienza la repatriación de los Rohinyas, sin garantías ni supervisión de la ONU

Manuel Ángel Gómez

Publicado el - Actualizado

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No tienen garantías de que podrán vivir seguros y en paz, ni de que no volverán a sufrir abusos, pero los 730.000 rohinyas que huyeron de Myanmar a Bangladesh hace 15 meses van a empezar a ser repatriados a partir de hoy jueves por decisión de ambos gobiernos. El plan es trasladar a Myanmar primero un grupo de 2.260 rohinyas de 485 familias, a pesar de que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cree que no se dan las condiciones para su retorno. La misma opinión tiene la directora de Human Rights Watch para el sur de Asia, Meenakshi Ganguly, quien dice que “en 2017 los rohinyas huyeron de Myanmar porque sufrían un genocidio por parte de los militares birmanos, y esas condiciones todavía no se han corregido, y nadie ha asumido ni aceptado responsabilidades de lo que ocurrió”. Según esta defensora de derechos humanos, los refugiados de esta minoría “quieren volver a casa, pero sólo cuando se sientan seguros, tengan derechos como cualquier ciudadano y se hayan asumido responsabilidades por los abusos que sufrieron”.

Las autoridades de Myanmar y Bangladesh no han consultado ni con los refugiados ni con ACNUR su plan de repatriación. Ganguly afirma que es un error, y que “sin una consulta previa y una supervisión apropiada no deberían volver, este proceso no debe hacerse a toda prisa”. El gobierno de Bangladesh se ha comprometido a que nadie será obligado a regresar, será voluntario. De hecho, más de 20 refugiados -dentro del grupo elegido para ser repatriados- se niegan a viajar ahora a su país.

La ONU -en un informe presentado en septiembre- calificó la operación militar en el norte de Myanmar como un “genocidio intencionado” de los rohinyas, y mencionó indicios de crímenes de guerra. Los refugiados acusan a soldados y civiles birmanos de masacrar familias y prender fuego a cientos de casas. El gobierno de la antigua Birmania -que aún no reconoce a los rohinyas como ciudadanos de su país- lo niega, y alega que lo que estaban haciendo las fuerzas de seguridad era combatir a terroristas.

La directora de Human Rights Watch en el sudeste asiático explica que “la situación en Myanmar continúa siendo muy preocupante, y -de hecho- la gente ha seguido saliendo del país, cruzando a Bangladesh, y han continuado denunciado abusos”. “Quieren volver a casa, nadie quiere estar en un campo desbordado de refugiados, quieren recuperar sus vidas, y el temor es que sean repatriados, y corran el riesgo de nuevo de sufrir abusos que les obliguen de nuevo a huir”, indica Ganguly.

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