COPE en el despacho oval

La periodista de COPE, María Dabán cuenta su visita a la Casa Blanca durante el viaje de Rajoy a Estados Unidos

María Dabán en el Despacho Oval

María Dabán

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Si algo define, sobre todo, al despacho oval, aparte de ser, según muchos, el principal centro de poder del mundo, es lo pequeña que es la estancia. La primera de las dos veces que he podido estar en su interior (no de manera exclusiva, ni por méritos propios, todo hay que decirlo), me llamó tanto la atención su reducido tamaño que pensé que, finalmente, la entrevista entre Barack Obama y Mariano Rajoy, estaba teniendo lugar en un despacho adyacente. Solo al ver el escritorio Resolute, la mesa de trabajo de casi todos los líderes norteamericanos que la reina Victoria regaló al presidente Hayes en 1880, me di cuenta de mi error.

Tampoco ayuda a apreciar la dimensión real del despacho, el formato de entrevista que escoge la Casa Blanca: con el líder estadounidense en un sillón individual, su invitado, en otro, y unos cuarenta periodistas alrededor de tres tresillos con unas largas pértigas que sirven para grabar sus voces. Eso sí, apoyarse en los muebles suele acabar costando una reprimenda de los servicios de protocolo.

Las delegaciones (que no los informadores) de cada país se van además con un pequeño obsequio: un paquete de M&M's con los colores de la bandera americana.

Es curioso además el hecho de que cada presidente cambie la decoración de dicha estancia. La última reforma fue llevada a cabo por la Administración Trump a principios del año pasado. El actual inquilino de la Casa Blanca sustituyó, entre otras cosas, la alfombra, las cortinas, y el papel de las paredes. Le dio un toque más dorado, y cambió incluso el busto de Martin Luther King que tenía Obama, por uno de Winston Churchill.

El despacho tiene cuatro puertas, una de las cuales comunica directamente con el jardín de las rosas, el escenario elegido, cuando el tiempo lo permite, para las ruedas de prensa, escenario mucho mayor que la minúscula sala de prensa situada en el ala oeste, y que tan bien conocemos por las películas. En ella, cada asiento lleva el nombre del reportero que cubre la información de la Casa Blanca para cada medio, pero los periodistas apenas tienen hueco para trabajar allí. Un pupitre y una silla pueden ser compartidos, nos decían, hasta por ocho personas... Fuera de esta sala nos encontramos además, con un inesperado invitado, “Bo”, uno de los dos perros de aguas portugueses de la familia Obama, que paseaba tranquilamente por los jardines de la Casa Blanca. 

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