Natividad del Señor

Hay días en el Santoral que deberían marcarse con mucha tinta subrayando ya que sin ellos nada tendría sentido. Eso sería preferentemente la Pascua de Resurrección y Pentecostés. Y junto a ellas, nos encontramos en la Celebración de este día. Porque hoy celebramos la Natividad del Señor. Así se cumplen las profecías del Antiguo Testamento desde la Promesa de Salvación con la maldición a la serpiente, pasando por los profetas y en especial Isaías. 

Durante el mandato de Augusto como Emperador Romano surgió un Censo promovido por el propio César. El objetivo era contabilizar la población existente. El Decreto llegó, lógicamente, a Palestina y los judíos cumplieron bajo la estricta vigilancia de Herodes, cuando Cirino era el Gobernador de Siria. 

Entre el pueblo se encontraba José que subió con María, su Esposa, a Belén a empadronarse. 

Y sucedió que Ella estaba encinta y andaban buscando posada infructuosamente. Al final llegaron a un establo en el campo de los pastores donde se le cumplió el tiempo de dar a luz. 

Allí nació su Hijo Primogénito al que envolvió en pañales y acostó en el Pesebre. Tras la Adoración de los Ángeles, éstos fueron a dar la Noticia a grupos de pastores que se encontraban velando por turnos sus rebaños al raso. La llegada del Ángel supuso que los ganaderos se asombrasen y emocionasen por lo que había sucedido. 

Su fervor creció cuando vieron que la Gloria del Señor abría el Cielo y un gran coro celestial entonaban el Gloria in Excelsis Deo. Según la historia, los primeros cristianos celebraban semanalmente la Pascua y luego fueron incorporando festividades como Navidad. Así comienza la Octava Navideña que se prolonga hasta el día 1 de enero.