Crisis en Nicaragua: "Abrieron el ataúd y encontraron señales de tortura en todo su cuerpo"

Testimonio de la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos sobre la represión de las protestas en Nicaragua

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Crisis en Nicaragua: "Abrieron el ataúd y encontraron señales de tortura en todo su cuerpo"

Manuel Ángel Gómez

Publicado el - Actualizado

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Seis meses después del comienzo en Nicaragua de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega son 322 los muertos en la represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad y grupos de civiles armados. La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, Vilma Núñez de Escorcia, dice que en el país centroamericano ya estaban “viviendo prácticamente una dictadura, pero no se vivía una represión como la que se inició el 18 de abril”. Desde entonces se amontonan las denuncias por ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones arbitrarias, según el informe “Sembrando el terror” publicado por Amnistía Internacional.

“La represión comenzó con un grupo que nosotros llamamos fuerzas de choque, encabezados por la Juventud Sandinista, intentando enfrentar a estudiantes”, cuenta Vilma Núñez. Al continuar las manifestaciones, la policía empezó a utilizar balas de goma, y después “balas vivas”, como llaman allí a la munición real. Esta mujer -que sobrevivió a una masacre en julio de 1959 y ocupó la vicepresidencia de la Corte Suprema nicaragüense durante ocho años- asegura que “la policía pronto se vio apoyada por fuerzas parapoliciales, grupos paramilitares, gente encapuchada vestida de negro y que ayudaban a la policía, que ya estaba dispuesta a matar”.

Vilma relata casos de torturas como el del joven Marcos Novoa, que fue “apresado, torturado con cigarros, con shocks eléctricos, y violado con un rifle”. Salió con vida y presentó una denuncia cuando abandonó Nicaragua para buscar refugio en Estados Unidos.

Fáber López Vivas tenía 23 años, era agente de policía. Al negarse a actuar contra quienes se manifestaban en la calle “sus mismos compañeros lo mataron con un balazo en la frente” y llevaron su cuerpo al Instituto de Medicina Legal, ocultando las verdaderas razones de su muerte. Al ser entregado el cadáver a su madre, “abrió el ataúd y se encontró que tenía señales de tortura en todo el cuerpo”, señala Vilma, que recuerda que en Nicaragua en seis meses hay más muertos que los registrados en las protestas en Venezuela en los últimos años.

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos -que también pasó por prisión y fue sometida a torturas antes de la caída de la dictadura de Anastasio Somoza- asegura que en Nicaragua “ahora todo el mundo es terrorista”, todos los que protestan contra el gobierno, de acuerdo con el criterio establecido por Ortega. Y se vive prácticamente en un estado de excepción de hecho.

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