Dos meses ocultos en una casa a 80 kilómetros de Kiev: “Decidimos evacuar a todas las mujeres y los niños”
Román Rubchenko, ex jugador de baloncesto, cuenta a COPE que llegaron a juntarse 21 personas durmiendo en cualquier sitio
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Desde que el ejército ruso invadiera Ucrania el 24 de febrero más de 13 millones de personas han abandonado sus hogares en ese país huyendo de la guerra. Alrededor de 5.600.000 han salido del país y otras 7.700.000 han buscado refugio en otras partes del territorio ucraniano, son desplazados internos. Muchas de estas personas se han ocultado durante semanas en sótanos, búnkeres o en donde han podido. Román Rubchencko, asesor de empresas y ex jugador de baloncesto, ha estado más de dos meses en una casa de campo a 80 kilómetros de Kiev, la mayor parte del tiempo acompañado de otras 20 personas. “Me fui a esta casa de campo y me quedé allí. Es una zona rural, hay muchos cultivos alrededor y no hay objetivos militares. Era un sitio seguro para la gente que venía de Kiev, un lugar en donde parar antes de hacer planes más a largo plazo y llevarlos a cabo. Vino un montón de gente, he calculado que durante todo este tiempo han pasado unas 37 personas. Venían, estaban un par de días, y se iban”, ha contado Rubchenko a COPE. Explica que “en las zonas rurales la gente es relativamente autosuficiente, mucha gente tiene pozos, tiene una vaca, un cerdo, gallinas… hay comida de sobra. Nunca había combates cerca, y las líneas de suministro no se han visto interrumpidas allí. Incluso la tienda del pueblo tenía productos. Es una cuestión de ubicación geográfica. Este sitio está en el centro de Ucrania, y no hemos sufrido problemas como los de Chernígov, Sumy, Járkov, Mariúpol o Jersón”.
Explica Rubchenko que llegaron a juntarse a la vez 21 personas en la casa, “durmiendo en cualquier sitio”, y que tres semanas después de que empezara la guerra decidieron “evacuar a todas las mujeres y a los niños”. Temieron que pudiera ocurrir algo parecido a las masacres que -según ha denunciado el gobierno de Kiev- perpetraron más adelante las tropas rusas en Bucha y en otras localidades próximas a la capital ucraniana. “Habíamos oído hablar de la forma de actuar de los militares rusos y queríamos eliminar cualquier posibilidad de que ocurriera. Los hombres podíamos escondernos en el bosque, teníamos una pequeña embarcación y podíamos cruzar el río, pero seríamos sólo cuatro hombres. No queríamos que todas las mujeres, los niños y las personas mayores estuvieran con nosotros en esa situación. Fue por tomar precauciones y evitar problemas en el futuro”, señala este ciudadano ucraniano que en 1991, cuando era un adolescente, huyó de la Unión Soviética y viajó a Estados Unidos.
Rubchenko ha visitado dos veces Kiev desde el inicio de la guerra. Explica que primero estuvo “hace tres semanas y entonces estaba casi desierto, se veía a poca gente, había controles por todos lados, había minas por toda la ciudad, mucha gente con uniforme militar y con armas, y la ciudad estaba fortificada, pero tranquila. Ahora he vuelto, hay más gente, está menos fortificada. La ciudad está menos concentrada sólo en defenderse; se está buscando un equilibrio entre defenderse y permitir que la gente vaya volviendo poco a poco a vivir su vida. Algunos restaurantes están empezando a abrir. Sólo pueden vender alcohol desde las 11 de la mañana hasta las 4 de la tarde. La vida está volviendo poco a poco a algo que intenta aproximarse no a la normalidad, pero sí a una normalidad dentro de la guerra”. Junto a otras dos personas ha puesto en marcha una “campaña de recogida de fondos para los familiares de los soldados ucranianos caídos”, una ONG registrada en Ucrania (www.youkraine.org). Asegura que hay “soldados que están defendiendo el país, pero el Estado no es muy eficiente apoyando a las familias”. Por esa razón, intentan recaudar dinero para los familiares por valor de “un año y medio de salario mínimo en Ucrania para cada familia”.