La ingeniosa idea del propietario de un restaurante chino para que los comensales estén distanciados

Por regla general, los empresarios están elaborando una serie de medidas 'estándar' para tratar de contener la expansión del virus en todo el mundo. Entre ellas, colocar mamparas o colocar gel hidroalcohólico para que la gente que acuda a un bar o a un restaurante vaya a cenar. Sin embargo, el dueño de un restaurante en Tokio, en Japón... ha querido ir más allá. Y ha sorprendido y mucho.

El señor ha decidido colocar maniquíes sentados en el salón, junto a los comensales para que recuerden que es necesario mantener la distancia de seguridad para evitar la propagación del virus.

Una forma de que recordemos que es necesario tener la mascarilla puesta, pues el coronavirus circula por al aire.

Solo nos deberíamos quitar la mascarilla al comer, y estos maniquíes cumplen la función de recordarlo. Este no es el único restaurante en Japón que ha adoptado esta medida... Maniquíes que aparentemente hacen que se mantenga la distancia de seguridad adecuada. Todavía no está comprobado si es una iniciativa efectiva, pero desde luego llama muchísimo la atención.

De lo que no cabe ninguna duda es que las imágenes han recorrido todo el mundo..y quién sabe, quizás se haga extensible a nuestro país. Por el momento solo la están llevando a cabo en Japón.

China ha registrado el número más alto de nuevos contagios por coronavirus desde abril

En total, 79.918 personas han recibido el alta tras su recuperación en el país y 13.935 personas continúan en observación médica al haber tenido contacto cercano con algún paciente contagiado. Las autoridades chinas han sumado este lunes 44 nuevos casos asintomáticos. Un total de 302 pacientes asintomáticos continúan bajo observación médica en el país.

En este contexto, 412 vuelos, casi el 80 por ciento, han sido cancelados desde y hacia Dalian, en la provincia de Liaoning (noreste) esta mañana debido al aumento de casos de coronavirus, según los datos recogidos por el diario 'Global Times'.

La ciudad aseguró el pasado sábado que estaba entrando en "modo guerra" para combatir el nuevo brote de casos de coronavirus