"A ver qué se les ocurre esta semana sobre Franco para no hablar de Ábalos, Koldo, Aldama"

Guerra en Oriente Medio. Todo indica que estaríamos a horas de un alto el fuego en el Líbano, entre Israel y Hezbolá. No confundamos deseos con realidad, pero ojalá. 

Por otra parte, por aquello de intentar enmarcar el caos en la guerra de Putin contra Ucrania, lo último, mercenarios hutíes del Yemen reclutados por Rusia para luchar en Ucrania. Moscú recurre a combatientes extranjeros para evitar una nueva movilización de hombres rusos. De hecho, más de 12.000 norcoreanos ya pelean junto al Kremlin. Ahora vienen los hutíes del Yemen.

Lo de Putin es tan patético como atroz.

En casa. Semana del Congreso del PSOE, lo que empezó como previsión de una chupipandi de adoración al líder. Ya es un cónclave única y exclusivamente para tapar el caso Ábalos, los chanchullos de Begoña y las cosas del fiscal. El día ha empezado con el anuncio de la comparecencia de Sánchez a las 9 de la mañana. Un bluff como un castillo para vender el currículum de la Wikipedia de la nueva ministra Sara Aagesen.

Acto seguido, el temazo del fiscal general del Estado con Juan Lobato, a un líder del PSOE de Madrid, como invitado especial. La UCO apunta a la participación preeminente del fiscal general en la filtración de datos de la pareja de Díaz Ayuso. La Guardia Civil analizó el teléfono de la fiscal jefe de Madrid y ha detectado las órdenes de Álvaro García Ortiz para publicar la famosa nota de prensa. Sobre Juan Lobato, reconoce, como publicó ABC, que Moncloa le filtró los datos de Hacienda de González Amador, pero en Moncloa le dijeron que los habían sacado de los medios de comunicación.

¡Ja! Como que yo no veo, llámame loco, a Moncloa filtrando lo que le pase El Plural o Eldiario.es. El tema es, ¿quién filtra a Moncloa los papeles personales del novio de Isabel Díaz Ayuso? Bueno, pues según la UCO, está claro quién tiene un papel preeminente.

La última perla del día, tras la idiotez de la polémica de Broncano y Pablo Motos, como si fuera la Tercera Guerra Mundial. La última ocurrencia, para no hablar esta semana de Aldama y de Ábalos, un grupo de juristas ha presentado ante el Supremo una querella contra el Rey Juan Carlos. Le atribuyen cinco delitos de fraude fiscal, comillas, “nos mueve la defensa del interés general” y concluyen con las obligaciones de la Jefatura del Estado.

En fin, a ver qué se les ocurre esta semana sobre Franco para no hablar de Ábalos, Koldo, Aldama, en la semana del fiestuki de Sevilla. Yo soy Ábalos y me planto en el Fibes y ya he puesto sin intercambio agenda con los amigotes de la FAFE, que igual, oye.

En fin, me pongo serio. Ni postdata. Este fin de semana ha muerto a los 92 años doña Teresa Barrio, la madre de Alberto Jiménez Becerril, concejal asesinado por ETA, Sevilla 1998, junto a su mujer, en plena calle. Yo tuve el honor de conocer a Teresa cuando recogí el premio Jiménez Becerril hace un par de años. Qué señora, qué fuerza de la naturaleza y qué gran oyente.

Teresa Barrio Azcutia fue la abuela coraje que crió a los tres hijos del matrimonio, a sus tres nietos, huérfanos por culpa de los asesinos de la banda terrorista ETA.

Su memoria estará para siempre unida a la de aquella noche de enero de 1998, cuando unos pistoleros mataron de un tiro en la nuca a su hijo y a su nuera, en la calle Don Remondo, en el centro de Sevilla.

La madre del concejal tenía entonces 66 años y se convirtió en una abuela coraje. Tuvo que criar a sus tres nietos, Ascen, Alberto y Clara, que entonces tenían 4, 7 y 8 años. Qué ejemplo, cuánto honor. Nunca se me olvidará algo que siempre decía, Teresa, comillas, “cuando ETA mató a Alberto y a Ascen, yo no salvé la vida a mis nietos, ellos me salvaron la vida a mí”. Descansa en paz, doña Teresa, y eso sí, siga escuchándonos, siga escuchando la radio desde ahí arriba.