La isla griega de Leros impide el desembarco de un ferri con refugiados

El alcalde y un grupo de habitantes de la isla griega de Leros han impedido, la madrugada de este jueves, el desembarco del los pasajeros de un ferri para evitar que los refugiados que se encontraban en el barco fueran llevados a un campamento local.

Según los medios locales, tras varias horas de negociaciones, los refugiados finalmente no desembarcaron en esta isla y continuaron en el ferri, cuyo destino final era el puerto del Pireo, junto a Atenas.

El alcalde de Leros, Mijalis Kolias, justificó su acción ante los medios con el argumento de que el campamento local está abarrotado y ahora mismo alberga a 3.000 personas en un recinto diseñado para acoger a 800.

Kolias exigió al Gobierno central que descongestione el campamento, envíe mas médicos, personal sanitario y permita la contratación de personal para la recogida de basura, cuyo volumen se ha multiplicado en el lugar.

A pesar del traslado diario de refugiados de las islas del Egeo a la parte continental del país casi 40.000 refugiados viven en los campamentos de Lesbos, Quíos, Samos, Leros y Kos, cuya capacidad de alojamiento total es para 8.000 personas.

El Gobierno ha prometido descongestionar las islas con el traslado a continente de 20.000 personas hasta el final del año y la deportación a Turquía hasta el final de 2020 de 10.000 demandantes cuyas peticiones de asilo hayan sido rechazadas.

Además, endureció la ley de asilo y anunció la sustitución en las islas de Egeo de los campamentos por Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde se encerrará a todos los migrantes que lleguen a sus costas, con capacidad máxima total de alojamiento para 35.000 personas.

El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, ha acusado a Turquía de no respetar el acuerdo con la Unión Europea (UE) evitando la salida de refugiados desde suelo turco.

No obstante, en una reunión celebrada hoy en Atenas con los comisarios europeos Margaritis Sjinás (Migración) e Ylva Johansson (Interior), Mitsotakis recalcó que "no se trata de un problema greco-turco, sino de un tema que afecta a toda la UE".