Los efectos reales de vivir en el espacio para los astronautas

Norishige Kanai se ha disculpado por afirmar que había crecido 9 centímetros durante las tres semanas que ha pasado en la Estación Espacial Internacional (EEI) y corrigió la cifra a 2 centímetros. "Siento mucho haber creado esta noticia falsa”, ha publicado Kanai en su perfil de Twitter, el mismo canal por el que anunció la víspera que había crecido 9 centímetros debido a la ingravidez y expresó su preocupación por las consecuencias de este hecho. No es el primero, ni posiblemente el último al que le ha pasado esto. 

En el año 2016, el astronauta estadounidense Scott Kelly estuvo 340 días en gravedad cero a bordo de la EEI. El efecto más inmediato que sufrió su cuerpo fueron los cinco centímetros que creció. Lo confirmó uno de los portavoces de la NASA, Jeff Williams, aunque también señaló que era un efecto esperado y que sería algo temporal.

"Los astronautas crecen en el espacio porque la columna vertebral se alarga, pero en cuanto vuelven a la Tierra en poco tiempo se restaura su altura original", indicó Williams. La NASA, de hecho, estudió cómo el viaje afectó a su salud y la comparó con la de su hermano gemelo, que se quedó en la Tierra.

Por lo tanto, sí que es cierto que los astronautas sufren una serie de variaciones en su cuerpo, y puede provocar problemas de salud en los astronautas que regresan a la tierra. 

Efectos secundarios provocados por la ingravidez

Liberado de la presión que ejerce la fuerza de gravedad sobre el cuerpo, estando en el espacio con total ingravidez, se puede expandir y provocar el crecimiento de la columna vertebral. 

El cirujano ortopeda ruso Vladímir Joroshev, y experto en este tipo de casos, ha señalado que el drástico cambio de la estatura “es fácil de explicar”. “El tejido cartilaginoso se modifica en condiciones de ingravidez. Nuestra columna espinal se compone no sólo por vértebras, que son un tejido óseo, sino también por los discos intervertebrales, que son tejido cartilaginoso”, ha explicado el cirujano. Ese tejido cartilaginoso es muy flexible y susceptible de sufrir cambios, a diferencia de los huesos, que permanecen inalterables en condiciones de ingravidez. 

“Cuando la carga sobre la columna vertebral se reduce en decenas de veces en condiciones de ingravidez, el tejido cartilaginoso de los discos intervertebrales se alarga, lo que lleva al incremento de la longitud del cuerpo”, ha concluido Joroshev.

Otro de los efectos secundarios es el de la pérdida de calcio. Al flotar, la persona hace muchos menos movimientos y se esfuerza menos a la hora de desplazarse. La falta de luz del sol también influye en esta pérdida de defensas. La NASA suele planificar una serie de ejercicios físicos adaptados a este tipo de misiones en el espacio para los astronautas.

La ingravidez provoca también pérdida de masa muscular. El efecto es similar al de la aplicación de una escayola en alguna de las extremidades del cuerpo cuando sufrimos alguna lesión. Debido a la inactividad física en esa parte, se pierde masa muscular si la comparamos con otra. La mayoría de astronautas necesitan ayuda para salir de la nave espacial cuando arriban a la Tierra porque pierden fuerza en sus extremidades y les fallan.

Más allá de la pérdida en las fuerzas o en los movimientos, también pueden llegar a padecer problemas de visión. Para este tipo de desempeños, los atronautas deben poseer una visión perfecta, como un piloto de avión. Diversos estudios señalan que el fluido del sistema nervioso se ve afectado por la falta de gravedad y provoca estas variaciones visuales.

La NASA, como ha comentado en numerosas ocasiones Jeff Williams, suele estudiar las reacciones de sus astronautas para afrontar las futuras misiones en el espacio. Actualmente, se están estudiando los efectos psicológicos y su influencia.