Macron no prevé relajar el toque de queda en Francia en al menos un mes

El presidente de Francia, Emmanuel Macron

Europa Press

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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha reconocido este lunes que aún habrá que esperar "entre cuatro y seis semanas" antes de que se comiencen a levantar las medidas adoptadas para contener la pandemia de coronavirus, en particular las restricciones para la movilidad nocturna.

Macron ha esbozado por primera vez un calendario provisional durante una visita a la localidad de Stains, a preguntas de un joven que le recriminaba que el actual toque de queda, en vigor desde las 18.00 horas, es demasiado "duro", según la cadena BFMTV.

El mandatario asume que aún habrá que "aguantar" al menos "varias semanas", durante las cuales el Gobierno espera terminar de contener una ola de contagios que ha llevado a Francia a niveles sin precedentes desde el inicio de la pandemia. El país acumula más de 3,7 millones de casos de COVID-19.

El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, ha subrayado este lunes que el "objetivo fundamental" del Gobierno pasa por mantener abiertos los centros educativos, un mensaje que ha querido dejar claro con motivo de una visita en la que ha defendido iniciativas como los test de saliva a estudiantes.

FRANCIA ACUMULA MÁS DE 3,7 MILLONES DE CONTAGIOS

Hace un año, Francia registraba un total de 100 casos de coronavirus, hoy es el sexto país del mundo con más contagios (3,755 millones) y el séptimo con más fallecimientos (86.454), según las últimas cifras oficiales.

El pasado 1 de marzo de 2020 era domingo y el Museo del Louvre, el mayor del mundo, cerró por esa jornada como medida de precaución.

Solo un día antes, el Gobierno francés había prohibido todos los grandes acontecimientos en recintos cerrados con más de 5.000 asistentes y también aquellos en abierto que pudieran congregar a mucha gente procedente de zonas de riesgo.

Ahora, museos, teatros, cines, gimnasios, bares, discotecas y restaurantes siguen cerrados desde finales de octubre, cuando comenzó el segundo confinamiento, que se extendió hasta mediados de diciembre.

Desde entonces, los franceses viven bajo un toque de queda, que en enero se hizo más estricto y comienza a las seis de la tarde, para terminar a las seis de la mañana.

Con la población cada vez más afectada, el presidente, Emmanuel Macron, reconoció hoy a un joven, durante a una visita a un centro de formación profesional, que el toque de queda continuará al menos "cuatro a seis semanas más". "Hay que aguantar", urgió el presidente.

Mientras tanto, el nivel de contagios, que no fue tan grave en Francia durante enero y febrero como en Alemania, Reino Unido o España, se resiste ahora a bajar y se mantiene de forma testaruda en torno a los 21.000 nuevos casos diarios.

Además, a día de ayer había más de 25.000 enfermos de covid-19 hospitalizados y 3.492 en cuidados intensivos.

El Gobierno ha desplegado un ingente programa de ayudas a las empresas afectadas y a los trabajadores en situación de paro parcial (ERTE), por lo que la deuda pública se disparó en el tercer trimestre (últimos datos disponibles) hasta el 116,4 % del PIB, desde el 98,1 % con el que cerró 2019.

En febrero, dos millones de trabajadores seguían en Francia bajo el esquema del desempleo parcial, por el que el Estado les paga el subsidio de paro mientras la empresa no les despide y espera a poder retomar la actividad cuando terminen las restricciones.

Mientras tanto, la vacunación va más lento de lo previsto, debido a los retrasos en la llegada de las dosis inicialmente comprometidas por los laboratorios, pero aún así la campaña toma velocidad poco a poco.

Hasta ahora, 2,97 millones de personas han recibido al menos una primera dosis de la vacuna, lo que supone un 3,06 % de una población de 67 millones de habitantes. También han recibido al menos una primera dosis un 83 % de los ancianos que viven en residencias.

Las autoridades confían en que la esperada llegada en marzo de la vacuna Janssen (del laboratorio Johnson & Johnson, y que solo requiere una dosis y no precisa congelación) permita acelerar la campaña, a lo que se unirá la fabricación por la francesa Sanofi de vacunas de otros laboratorios a partir de julio.

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