El predominio de la variante británica podría reducir la circulación de otras cepas, pero no sería suficiente

A pesar de que está mutación pueda ayudar a que otras más virulentas no se expandan, los expertos advierten que también podría mutar y aumentar su peligrosidad

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Mariano Esteban, virólogo del CSIC, sobre la cepa británica

David Ferreiro

Publicado el - Actualizado

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La rápida extensión de la cepa británica alrededor del mundo podría evitar la propagación de otras mutaciones más dañinas, como podrían ser los casos de la brasileña o la sudafricana, ya que ven reducidas su número de huéspedes potenciales.

Esto se explica porque los virus están en constante mutación, por lo que cada variante desarrolla características diferentes. Así, mientras la sudafricana o la brasileña presentan una agresividad mayor, su capacidad para contagiar es menor. Por otro lado, en el caso de la principal variante europea, la británica, su virulencia es menor pero su capacidad para contagiar es más alta.

Una buena prueba de ello se ve reflejada en los últimos informes del Ministerio de Sanidad, que recogen que esta variante es la predominante en España, causando el 90% de los positivos que se registran cada día.

Algo que es posible por el hecho de que esta cepa ha conseguido desarrollar unas características específicas, como comenta a los micrófonos de COPE el virólogo del CSIC, Mariano Esteban: "Se extiende más rápidamente, es cierto, porque tiene más facilidad de penetración en las células, más afinidad hacia el receptor, que es el que facilita la penetración del virus", afirma.

Esto parece que podría haber frenado la propagación de otras cepas mucho más peligrosas, como por ejemplo la sudafricana o la brasileña, que dejan a su paso un importante incremento en los casos que necesitan hospitalización.

Para ponerlo en perspectiva, tras la propagación de la variante británica, y según un estudio del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, el numero de pacientes que necesitaron atención hospitalaria aumentó en un 70%, mientras que en el caso de la brasileña el incremento fue de un 160% y en el de la sudafricana, de un 260%.

La campaña de vacunación como única salida

Sin embargo, los expertos advierten de que esto no sirve de nada, puesto que las cepas se van renovando y cambiando unas por otras constantemente, por lo que aunque ahora sea la predominante, no quiere decir que lo continue siendo en el futuro, como bien comenta el virólogo del CSIC, afirmando que "los virus están cambiando continuamente. Predomina una cepa en un determinado espacio de tiempo y esa cepa puede mutar en sí mismo y crear otra variante que domine sobre la anterior, eso es un proceso evolutivo".

Por ello, advierte que la cepa británica podría volver a mutar y transformarse en algo peor, por lo que Esteban apunta a que lo que hay que hacer es "no se puede dejar que el SARS-CoV2 se siga extendiendo, por eso necesitamos la vacunación, la inmunidad, para evitar que el virus se siga adaptando".

Es precisamente esta capacidad de adaptación lo que ha convertido a la variante británica en la predominante en nuestro país y en otros lugares, ya que los virus suelen tender a perder virulencia en pro de su propia supervivencia.

Esto es parte del proceso, como afirma Mariano Esteban, que comenta a COPE que "el virus se adapta en varias formas. Una es creando cepas que sean, a lo mejor, menos virulentas, porque de esta manera facilita su expansión, y que no sean letales, porque la letalidad conlleva al suicidio propio, llega un momento que el virus se suicida y lógicamente, para evitar eso el virus evoluciona".

No hay que olvidar que los virus necesitan de un huésped, por lo que no es de extrañar que la británica, menos letal que las otras mutaciones, sea la que más está persistiendo. Sin embargo, esto no debe ser motivo de relajación, ya que del mismo modo podría llegar a mutar nuevamente y presentar características más perjudiciales.

Por todo esto, el único camino es continuar con la campaña de vacunación, especialmente mientras las nuevas cepas continúen siendo sensibles a las vacunas, algo que preocupa a la comunidad científica ya que, en el momento en el que se desarrolle una nueva mutación resistente a las inoculaciones, si esto llega a ocurrir, esta será la que empiece a propagarse.