Vuelta a la normalidad en Corea del Sur tras cumplir las recomendaciones “a rajatabla”
Una arquitecta barcelonesa cuenta a COPE desde Seúl que los surcoreanos ya van a trabajar y que “en los bares empieza a haber más vida”
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“La gente va al trabajo, y en hora punta si coges el transporte público, casi ves la misma cantidad de gente que podías ver antes de que pasara nada”, explica Coco Cugat, una arquitecta de Barcelona que vive en Seúl, a COPE. Corea del Sur es el segundo país en el que se dispararon los casos de COVID-19, después de China. Ahora sólo hay un goteo de contagios, que no llegan a los 10.800, y que han causado 240 fallecimientos. La fórmula del éxito surcoreano está en la disciplina de sus ciudadanos y la abundancia de test realizados.
Dice Coco Cugat que “en Corea desde el principio no ha habido restricciones, pero han hecho muchísimos test y han controlado muy de cerca a la gente que daba positivo, han controlado con GPS donde estaba la gente con los móviles, y así han conseguido que la personas que estaban infectadas no hicieran vida social”. “La gente es muy colectivista, se siguen mucho las órdenes, la gente obedece, y todo el mundo siguió el distanciamiento social, no salir, no quedar con amigos, y salir sólo para trabajar”, señala esta barcelonesa. “Te recomiendan que hagas esto y la gente lo toma como una medida de precaución, y todo el mundo lo sigue a rajatabla”, afirma. Cuenta que “en febrero había muy poca gente por la calle los restaurantes estaban abiertos, pero se pedía comida por internet, y los comercios siguieron abiertos, pero en los centros comerciales hasta el día de hoy todavía controlan la temperatura a la gente antes de entrar”.
Además, el gobierno designó determinados hospitales para tratar el coronavirus y “en ningún momento mezclaron, ni permitieron que una persona con síntomas pudiera entrar en los recintos de los hospitales”. Las autoridades sanitarias establecieron “puntos de control en casetas exteriores o con los pacientes sin bajar del coche; venían, te medían la temperatura y te hacían el test sin que bajaras del coche”. Sí cerraron en febrero los cines y teatros y cualquier lugar donde pudiera haber una alta concentración de gente en la ciudad de Daegu, principal foco de contagio en territorio surcoreano. Y clausuraron en todo el país las escuelas y universidades, que continuarán sin abrir el resto del semestre.
Según Coco Cugat, “todo el mundo va con mascarillas por la calle, y ahora lo que piden es que hasta mayo la gente no quede si no es necesario, aunque sí es cierto que en varias zonas de bares y restaurantes de la ciudad ya empieza a haber más vida”. Asegura que “la propia cultura no es de que haya mucho contacto, y aquí es más fácil porque no hay el problema de que la gente se abrace o se dé besos, no es parte de su cultura”. Tiene muy claro que en Corea del Sur “sabían lo que tenían que hacer”.