2024, un año lleno de cuentas pendientes con la historia

2024 termina lleno de cuentas pendientes con la historia. Las doce campanadas serán un punto y seguido para múltiples frentes abiertos en el mundo. El alto el fuego en Gaza parece al alcance de la mano, pero hay mucho más en juego en Oriente Próximo. Tras la caída de Al Asad en Siria, con Irán arrinconado, se abre una ventana de oportunidad, siempre que logren abrirse paso las políticas más sensatas. 

Hay también perspectivas de paz en Ucrania, por cansancio de ambas partes, pero sobre todo porque el regreso de Trump significa recorte de las ayudas y exige un cambio de estrategia. Dicho de otro modo, la tensión con Rusia tiene más bien visos de aumentar en Europa, como muestra el reciente anuncio de un aumento de tropas de la OTAN en el Báltico.

En este flanco norte se consumó en marzo la ampliación a Suecia, pero en el balance final la Alianza Atlántica llega a 2025 tocada por las dudas sobre el compromiso de EE.UU. o sobre la fiabilidad de socios como Hungría y Turquía. 

La victoria de Trump en noviembre significa también un giro en política arancelaria y una posible guerra comercial con China. Europa no afronta estos desafíos en el mejor de sus momentos. Las elecciones al Parlamento Europeo de junio evidenciaron la crisis de la democracia liberal, con la resaca de la inestabilidad en Francia. En Berlín, colapsó el tripartido de Olaf Scholz, y la gangrena amenaza al propio sistema de partidos alemán. Cierto que en otros momentos de su historia reciente, contra pronóstico, Europa supo estar a la altura en los momentos críticos. 2025 sería un año inmejorable para mostrar que puede volver a hacerlo.