Aldama: dilema de veracidad

En su declaración ante el juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional, Víctor Aldama aseguró, entre muchas otras cosas, que conocía a Pedro Sánchez y que el presidente le había hecho llamar para agradecerle algunas gestiones realizadas en México. El presidente del Gobierno, en su momento, negó que lo que dice Aldama fuera cierto.

Nos encontramos ante un dilema. 

De momento no hay pruebas, o si las hay, no las conocemos. Para formarnos un criterio solo tenemos la palabra de uno y de otro. Y esto plantea el problema de la credibilidad. Hay que escoger entre un delincuente confeso y un presidente del Gobierno que en otras ocasiones ya ha faltado a la verdad. ¿Quién es digno de crédito? La confianza en las personas, razonablemente sostenida, es precisamente uno de los fundamentos de la democracia. La democracia necesita respeto a las leyes y a las instituciones. Pero sin la seguridad de que los responsables públicos y los protagonistas de la vida pública dicen la verdad cunde un escepticismo que nos paraliza.

Algunas encuestas apuntan a que el 65 por ciento de los españoles cree más a Aldama que al presidente del Gobierno. 

El dilema no se resuelve de forma adecuada dejándonos guiar por las emociones. Tenemos la palabra de uno contra la del otro. Pero tenemos también la decisión del juez y de la fiscalía que estiman que Aldama está colaborando con la justicia. Solo se considera que existe el atenuante de colaboración tardía con la justicia cuando un delincuente colabora de forma eficaz, relevante y seria, así como veraz y significativa.