J.L RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Amenaza desde el Sahel

La liberación por la banda integrista islámica Boko Haram, de 82 de las 276 niñas nigerianas secuestradas hace tres años, es sin duda una buena noticia. Pero detrás de ella hay un claro objetivo del grupo terrorista de exigir a cambio la libertad de diversos dirigentes activistas detenidos en los últimos tiempos por Nigeria. Las autoridades de los países limítrofes están convencidas de que este gesto responde a una estrategia cuyo objetivo es asentar en la amplia zona del Sahel a los terroristas que están huyendo del acoso iraquí y de sus aliados contra el Daesh. Se añade a ello el descontrol que reina en la cercana Libia desde la caída de Gaddafi, convertida en refugio de yihadistas llegados de diversos países islámicos. Lo que ahora se teme es que la amplia y descontrolada zona del Sahel, que se extiende desde Mali, en el Atlántico, hasta Somalia, en el Mar Rojo, se convierta en un nuevo y casi impenetrable feudo de estos terroristas. Se comprende que la alarma haya cundido en todos los países de la región, pero también en Europa, por el riesgo de que los terroristas se introduzcan desde el Sahel en su territorio. Por eso España y Marruecos están acentuando la cooperación en la lucha antiterrorista. La batalla contra esta plaga solo acaba de empezar y va a condicionar la política de defensa y seguridad a ambos lados del Mediterráneo. Serán necesarios cada vez más recursos humanos, económicos y técnicos, con el reto de atender al mismo tiempo al desarrollo integral de esos países y a su vertebración social.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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