El “arte” populista de derribar democracias
Lo que ha ocurrido en Venezuela es todo un ejemplo de cómo puede imponerse una dictadura.. Ficción de democracia, represión sin piedad de la oposición y de la mayoría del pueblo, colegios electorales vacíos y, finalmente, proclamación de victoria con ocho millones de supuestos votantes que han elegido una asamblea constituyente cuando la oposición apenas ha recontado algo más de dos millones. Una farsa que le sirve al presidente Maduro para disolver tranquilamente el actual Parlamento donde tiene minoría y, por lo tanto, redactar una nueva Constitución a su antojo y así perpetuarse en el poder como los Castro. Un auténtico golpe de Estado muy del estilo de lo que ya se ha dado en llamar “democracia del siglo XXI”, la misma que propugnan algunos populismos que asesoran a Maduro, especialmente desde España. Venezuela ya puede considerarse homologada con Cuba, con “carnets patrióticos” que permiten a los votantes beneficiarse de las ayudas sociales. Después de todo un proceso fraudulento, que el mundo entero ha podido seguir en directo, la pregunta que se plantea es qué va a pasar en Venezuela, donde los hábitos democráticos del pasado siguen presentes en una buena mayoría de la población. Estados Unidos, que ha denunciado el fraude electoral además de acusar al régimen de violar los derechos humanos, podría anunciar la decisión de cortar sus suministros de petróleo, mientras numerosos países iberoamericanos, al igual que el Gobierno español, han manifestado su intención de no reconocer los resultados proclamados. Queda por ver lo que hará la Unión Europea, pero lo evidente es que Venezuela ha escogido salirse de una vez del mundo libre. Y lo lamentable, a la vista de Cuba o Corea del Norte, es que la dictaduras saben encontrar resortes para imponerse. Todo un aviso de lo que puede pasar allí donde el populismo sueña con derribar democracias.
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Madrid - Publicado el - Actualizado
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