Barcelona capital

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Manuel Valls ha anunciado que encabezará una candidatura electoral a la alcaldía de Barcelona. Lo hará en una plataforma transversal a la que Ciudadanos se sumará pero en la que las siglas de este partido quedarán diluidas en un conjunto a nombres propios de la sociedad civil que no se conocerán hasta el próximo mes de noviembre.

Valls no es un recién llegado y tampoco un outsider. Sin embargo su candidatura presenta perfiles peculiares que son dignos de mención. Para empezar conviene dejar claro que, por ser ciudadano europeo, Valls tiene derecho al sufragio pasivo en las elecciones municipales. Lo novedoso es que su candidatura no se integra en las listas de un partido político español sino que él crea una plataforma electoral al margen de los partidos existentes.

Nadie sabe hoy a quién representa Valls, porque nadie le ha elegido, como tampoco se conoce la composición de su candidatura. Y esa puede ser una de sus debilidades, ya que este tipo de plataformas corren el riesgo de convertirse en propuestas personalísimas con pocas posibilidades de consolidarse si no consiguen mayoría suficiente para gobernar.

Por el momento Valls sabe que puede congregar a una parte de los votantes constitucionalistas cansados del actual consistorio barcelonés, e incapaces de ilusionarse con las propuestas de otras fuerzas políticas no independentistas. Para gobernar, sin embargo, no basta con oponerse, es preciso ofrecer un proyecto para la sociedad. Solo entonces se podrá saber qué aporta Valls a la política catalana y española.

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