Brasil en manos del populismo

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil ha concluido con la victoria de Jair Bolsonaro, el candidato populista y radical que ha logrado una mayoría por amplio margen. La victoria de Bolsonaro llega después de largos años de desgaste de los partidos clásicos en Brasil. Las formaciones que hasta ahora habían vertebrado la democracia en el gigante latinoamericano se han visto salpicados por una corrupción que parece sistémica. La última legislatura ha sido especialmente convulsa. El Partido de los Trabajadores, que bajo la batuta de Lula fue una fuerza modernizadora y moderada, ha acabado absorbido por los errores de un sistema que no ha sabido renovarse, acercarse a las personas.

El gran despegue económico propiciado por el ciclo de exportaciones de materias primas ha dado paso a un período en el que se hacen evidente la necesidad de reformas para mejorar la productividad. El colapso del sistema político, la crisis económica y la sensación de inseguridad en las calles, han aumentado una sensación de profunda frustración entre buena parte de los brasileños. Y Bolsonaro, con un mensaje en el que se mezclan el mesianismo y la promesa de mano dura, ha conseguido aglutinar el voto del resentimiento.