Cambio en el Líbano

Los últimos acontecimientos nacionales e internacionales nos han hecho olvidarnos de la guerra del Líbano. Pronto se cumplirán dos meses de la invasión de Israel y parece todavía lejano el momento de un alto el fuego y del inicio de las conversaciones de paz. Hay ya 1.300.000 desplazados internos y más de 300.000 refugiados en Siria y en Iraq. Todos los días el conflicto provoca entre 20 y 50 muertos. Israel ha cambiado los objetivos iniciales de la operación. A finales de septiembre, se trataba de crear una franja de seguridad para que sus ciudadanos de las localidades del norte pudieran volver a sus casas. Ahora, lo que pretende es eliminar por completo la milicia proiraní Hezbolá.

Netanyahu ha hecho un llamamiento a los libaneses para que apoyen sus objetivos y también les ha amenazado: si Hezbolá combate a Israel en zonas densamente pobladas, la respuesta será muy contundente. Algunos analistas señalan que así se coloca a los libaneses en la disyuntiva de elegir entre una guerra civil o la invasión israelí.

Netanyahu tiene el objetivo de crear un nuevo orden en Próximo Oriente, y eso pasa por modificar la estructura compleja de las instituciones del Líbano, que se reparten constitucionalmente entre chiitas, suníes y cristianos. Israel quiere rebajar el peso de los chiitas y es posible que cuente con el apoyo de Arabia Saudí para hacerlo. No ha hecho falta que Biden abandone la Casa Blanca para que la administración estadounidense apoye también el proyecto. Estamos hablando de cambios impuestos desde arriba que afectan a mucha gente y que pueden impedir una paz duradera.