Cristianos de Paquistán en el punto de mira
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Diócesis de Lahore en Pakistán ha decidido cerrar todas las escuelas católicas y, como en casi todo el país, se han suprimido todas las Eucaristías en los cementerios para celebrarlas a puerta cerrada. La reacción eclesial obedece a la presión que se vive en las calles tras la absolución de Asia Bibi. Los movimientos radicales y grupos islamistas no asumen ni la sentencia judicial ni las mínimas normas del Estado de Derecho. Desde el comienzo del caso, el islamismo convirtió la condena a Asia Bibi por blasfemia en un símbolo. Y atentar contra ella, perseguirla y convertirla en enemiga del Islam ha sido su objetivo.
Hoy Asia Bibi ha sido declarada inocente y el Gobierno de Paquistán ha reconocido y defendido la decisión de los jueces. Eso ha hecho que también el islamismo haya convertido al Gobierno en un enemigo y que las manifestaciones en las calles tengan viso de convertirse en una deslegitimación del Ejecutivo con los riesgos que ello conlleva.
Es más que probable que Asia Bibi tenga que salir de su país. Es injusto que esta mujer valiente y ejemplar no pueda vivir en su patria, pero su seguridad y la de su familia corren peligro. También corren peligro cada día los miles de cristianos que viven en Paquistán, pero asumen su vocación de vivir el Evangelio en una tierra difícil, que es tan suya como la de sus vecinos musulmanes. Al conjunto de la Iglesia católica le toca denunciar esta injusticia y acompañar esta historia de martirio.