La demagogia de Claudia Sheinbaum

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Claudia Sheinbaum
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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha inaugurado su mandato con las mismas obsesiones que su predecesor y mentor, López Obrador, en lo que se refiere a las relaciones con España. A la negativa a invitar al Rey Felipe VI se han sumado las desafortunadas referencias en su discurso a España con un pueblo invasor. “El origen de la grandeza cultural de México –señaló Sheinbaum- reside en las grandes civilizaciones que vivían en esta tierra siglos antes de que invadieran los españoles”.

Las afirmaciones de la nueva presidenta de México responden más a la ideología indigenista, una formula de populismo marxista, que a la verdad histórica. Si por algo se caracterizó la conquista y evangelización de Méjico, como en el resto de la América hispana, fue por las leyes impuestas por la Corona, destinadas a preservar la dignidad de los pueblos indígenas, normas que fueron la base del derecho internacional de gentes. Desde la Real Célula de 1500 hasta las Leyes de Burgos de 1512, pasando por el testamento de Isabel la Católica, todo ese cuerpo legislativo estaba encaminado a reconocer la dignidad de los antiguos pobladores, y eso permitió un proceso de mestizaje único en la historia, del que sin duda procede también Sheinbaum. Manipular la historia en favor de prejuicios ideológicos, como los que dominan hoy en quienes gobiernan México, sólo contribuye a la manipulación del presente y al conflicto como base de las relaciones entre las naciones y las personas.

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