Desbordados por el radicalismo

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los acontecimientos de este lunes, uno de octubre, un año después del referéndum ilegal, han retratado las contradicciones y la naturaleza del independentismo, que se ha querido presentar durante el último año como un movimiento pacífico, víctima de la violencia represiva del Estado. Es cierto que el Estado hace un año utilizó la fuerza, pero lo hizo para que se cumpliera la ley y de modo proporcionado a las necesidades del orden público. En las últimas horas ha quedado claro que hay sectores radicales y violentos del independentismo que se han convertido en los protagonistas de la movilización.

Ha quedado también clara la ambigüedad cuando no la connivencia de la Generalitat, especialmente de su presidente, Quim Torra, con aquellos que utilizan la violencia. La llamada de Torra a los autodenominados Comités de Defensa de la República a “apretar” supone que la autoridad se pone del lado de los antisistema y no de su policía. En pocas horas Torra se vio sobrepasado por unos manifestantes que querían asaltar el Parlament y que le abuchearon. No se puede alentar un proceso revolucionario y ser al mismo tiempo el presidente legal de la Generalitat.

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